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Pesadilla antes de Navidad cumple 30 años – Curiosidades, origen y datos para celebrar su aniversario – El extraño mundo de Jack (y de Tim Burton)

Celebramos el aniversario de Pesadilla antes de Navidad, la obra de culto dirigida por Henry Selick para Disney en 1993 e ideada por Tim Burton

Niños, niñas y los demás… / Si venís os voy a enseñar / algo extraño que hay aquí: / La ciudad de Halloween / ¡Esto es Halloween! / ¡Esto es Halloween! Así arranca la maravillosamente gótica y genuina Pesadilla antes de Navidad, una película de animación de culto convertida en icono de la cultura popular, además de referencia imprescindible a la hora de abordar Halloween… y también la Navidad. Y eso mismo vamos a hacer, rindiéndole homenaje a través de sus muchas curiosidades.

Su singularidad trasciende los límites de la artesanía que envolvió su rodaje, desarrollado a base de técnicas en desuso que se remontan a tiempos muy arcaicos dentro de la historia del cine para hacer, precisamente, historia dentro del cine.

Pesadilla antes de Navidad es un viaje de autodescubrimiento camuflado de musical siniestramente divertido. Ese deseo de Jack Skelleton de romper con lo conocido, para arriesgarse a ir más allá de lo desconocido, es un reflejo del espíritu de rebeldía tan prototípico de la adolescencia. Uno donde se descubren nuevas formas de hacer las cosas y diferentes conceptos del mundo, radicalmente diferentes de los propios. Donde hay Navidad y no sólo Halloween.

Un viaje lleno de contratiempos y errores, pero de los que hay que aprender y corregirlos. Y ahí está Jack, dispuesto cada año a recordarnos con su fábula prenavideña, que él hizo lo propio cuando metió a Santa en un embolao de tres pares (de calabazas). Apechugar y dar la cara.

Porque Pesadilla antes de Navidad trata también de eso. Su excusa de introducirnos en una villa donde 364 días al año se prepara Halloween para celebrarlo por todo lo alto, provocando la monotonía en un Jack a la búsqueda de nuevas experiencias, es tan sólo eso: un pretexto para decir alto y claro que madurar es atreverse y cometer errores, pero sobre todo, responsabilizarse de ellos.

Todas las capas, todas las alegorías y todas las lecturas que esconde esta fantasía no dirigida por Tim Burton pero gestada por él sólo eran palpables desde la adultez. Y es ahí, en el largo plazo, donde Pesadilla antes de Navidad se ha descubierto como uno de los grandes cuentos del siglo XX. Misma razón por la que se ha revalorizado en todos los sentidos y aupado a icono pop.

Esta suerte de reinterpretación del Grinch mezclada con los costumbrismos en torno a Santa Claus es un relato absolutamente inolvidable, enmarcado en unos tiempos de producciones totalmente olvidables. La revancha de lo pretérito sobre lo moderno, del stop motion sobre los ordenadores, de lo artesanal sobre lo digital.

Es toda una experiencia cinematográfica, tétrica y entrañable al mismo tiempo. Pero también es un viaje iniciático desde la infancia a la madurez. Las aventuras de Jack Skelleton disfrazan con su derroche de imaginería gótica una reflexión existencialista. El inconformismo juvenil que agudiza la búsqueda del yo para resolver que no tiene nada de malo ser uno mismo. Al revés.

Una lección que Tim Burton, el alma tras Pesadilla antes de Navidad, siempre ha defendido: “No hay que tener miedo de ser diferente. Ser diferente es lo que nos hace a cada uno único y especial” dijo en una ocasión. En esta línea, en una entrevista en 2018 añadió: “Cuando me llamaban <<raro>> de niño, <<peculiar>>, pensaba que era algo malo. Como si me ocurriera algo que no debería ocurrirme. Ahora lo veo como un cumplido, porque significa que no soy como los demás (…). La normalidad es una ilusión. Todos somos peculiares en algo. Diferentes a nuestra manera (…). Cuando veo a alguien a quien otros denominan <<raro>>, será alguien con quien posiblemente conecte”.

Pesadilla antes de Navidad, según pasan los años, tiene más de sueño dulce que de pesadilla. Más de lección de vida que de cuento. Nos reconecta con nuestra época infantil, cuando todo era más fácil y cuando todo estaba por descubrir. Mirar atrás, a través de las cuencas oscuras de Jack, es un ejercicio de nostalgia y de memoria. En lo profundo de sus canciones pegadizas, de sus deformes figuras, de su ingenua tenebrosidad, está el mensaje de hasta qué punto es importante ser fiel a uno mismo. De no renunciar a nuestra esencia ni a lo que nos hace felices.

Pesadilla antes de Navidad está de aniversario y he querido recopilar curiosidades de esta moraleja llena de seres fantasmagóricos y oscuros, pero repletos de luz.

¡Bienvenidos a la trastienda de Ciudad Halloween!

Pesadilla Antes de Navidad se estrenó el 29 de octubre de 1993 en Estados Unidos. Lo haría a través de la filial de Disney Touchstone Pictures, ya que la casa de Mickey Mouse consideraba la película muy oscura y atrevida para el público infantil, forzando incluso recortes para evitar controversias y, de paso, lograr la calificación para todos los públicos de cara a su rendimiento comercial.

Entre esas escenas eliminadas se encontraba una nada más empezar el film. Durante el tema musical que da apertura, titulado ¡Esto es Halloween!, se Incluía a unos vampiros jugando siniestramente al hockey sobre hielo… con la cabeza de Tim Burton. En la versión final se sustituiría por una calabaza.

Su presupuesto se estima en 24,5 millones de dólares de la época, una cifra muy cercana a los 28 millones de Aladdin (1992), la película de la campaña navideña inmediatamente anterior de la factoría Disney. Sin embargo, la recaudación de una y otra no tuvieron nada que ver. El genio de la lámpara sumaría más de 525 millones de dólares en todo el mundo, por los 56 de Jack Skellington, lo que se consideraría dentro de la compañía un sendo fracaso comercial.

Actualmente se cataloga como película de culto y uno de los iconos absolutamente imprescindibles de Halloween y de la cultura pop. La masificación de esta festividad de octubre ha revalorizado todo lo relacionado con la película, cuyos reestrenos en cine por el 20 y 25 aniversario junto a la versión 3D y las ediciones en VHS, DVD y Blu-Ray, han incrementado la recaudación total hasta los 91 millones de dólares. Y sin contar las cifras de merchandising.

Disney estrenaría ese 1993 otra película de temática Halloween que, curiosamente, también obtuvo una discreta acogida y, sin embargo, ha ido ganando muchísima popularidad con el paso del tiempo. Se trata de El retorno de las brujas: Hocus Pocus, cuya secuela llegaría a Disney+ en 2022 tras años de peticiones por los fans. Por el contrario, de Pesadilla antes de Navidad no hay planes de filmar secuela, y productores y director, de hecho, lo consideran algo a día de hoy “más que improbable”. Lo más parecido llegaría a través de la Warner en 2005, con Johnny Depp, esta vez sí, en tareas de doblaje para La novia cadáver. Esto es lo que hay en lo concerniente a secuelas en el cine, porque en 2004 se estrenaría el videojuego Pesadilla antes de Navidad: La venganza de Oogie, donde sí nos cuentan qué pasó después de la película…

Imaginación es algo que, desde luego, estamos de acuerdo que le sobra a Tim Burton. Pesadilla antes de Navidad rezuma su esencia, su humor y su estética oscura y gótica tan características. Si la película tiene alma es indudablemente también mérito suyo, porque la idea fue íntegramente producto de su genialidad. Sin embargo, no fue el director del film. Este cargo corresponde a su amigo Charles Henry Selick. Esta confusión se debe a que Disney publicitó la película como Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton en trailers y carteles promocionales, citando a Burton expresamente como gancho comercial tras sus rotundos éxitos en taquilla a finales de los 80 y comienzos de los 90 (Batman, Eduardo Manostijeras). Ironías de la vida, Burton dejó la Disney en 1985 y le rechazó varios de sus proyectos, entre ellos un borrador de Pesadilla antes de Navidad… aunque retuvo los derechos sobre el mismo.

La idea de Pesadilla antes de Navidad, como decíamos, sí fue del propio Burton, aunque la adaptación únicamente la supervisase desde las sombras mientras acometía directamente otros proyectos para la Warner. Dicha idea surgiría con el poema de 1822 de Clement Clark Twas the night before Christmas (“Era la víspera de Navidad”), uno de los más conocidos y reproducidos relacionados con Santa Claus, en el que una niña redescubre la magia y el encanto de la fiestas. A Burton se le ocurrió reinterpretar la historia de esa poesía cuando vio en un escaparate cambiar los adornos de Halloween por los de Navidad, dando lugar a una simpática y estrafalaria mezcla de árboles de luces y calabazas. Así, Jack Skellington cobraría vida en su cabeza de inmediato como nexo de unión entre ambas festividades.

La forma estética de Jack, por el contrario, no sería mérito único de Burton. Sí es verdad que impuso detalles creativos hasta el final, ganándole la partida a Disney en aspectos como las cuencas de los ojos (Disney las consideraba perturbadoras e insistió en rellenarlas), y otros surgirían como necesidades de producción (en principio la vestimenta de Jack iba a ser negra íntegramente pero se introdujeron rayas y líneas para que no se confundiera con la oscuridad de los escenarios y los decorados). Pero, en términos generales, el diseño artístico de Jack Skellington se inspiraría en la confección de un personaje visto en la secuela del Mago de Oz, rodada en 1985. Return to Oz presentaba a Jack Pumpkinhead, y Burton, que siempre había estado fascinado por el mundo de Oz y las novelas de su autor, L. F. Baum, quiso rendirle tributo a todo lo que el autor había aportado a su imaginario convirtiendo a Jack Cabeza de Calabaza en el protagonista de su relato. Mismo motivo por el que tomó prestada a Scraps, personaje de la séptima novela de Oz, The Patchwork Girl, metamorfoseándola en Sally para Pesadilla antes de Navidad.

Antes de la propia Pesadilla antes de Navidad, veríamos materializado el diseño de Jack Skellington por primera vez en Bitelchús, la divertídisima y gamberra película con la que Tim Burton obtuvo otro taquillazo en 1988. Aparece un par de segundos en la cabeza de Michael Keaton en una secuencia del final, cuando se muestra el carrusel. Como puede comprobarse, el diseño que había deseado Burton para Jack se mantuvo fiel todos los años que costó que Pesadilla antes de Navidad se hiciese una realidad, con cambios mínimos. Como curiosidad, siguiendo con Bitelchús, la película se deja ver en Pesadilla antes de Navidad a través de una serpiente de rayas, más que parecida a la que intenta devorar a Winona Ryder y compañía.

Al principio Pesadilla antes de Navidad no iba a ser un largometraje. Burton le propuso a Disney, cuando trabajaba allí como ilustrador y animador, realizar un cortometraje, un mediometraje a lo sumo, tal y como ya hizo la compañía en 1949 con La leyenda de Sleepy Hollow y el Señor Sapo. Este consistíaen un especial de Halloween para la RKO compuesto de dos relatos independientes entre sí que sumaban 68 minutos. En concreto, el de Sleepy Hollow gozó de una gran popularidad y extendió a nivel mundial la popularidad de la fábula de Washington Irving El jinete sin cabeza. También se convirtió en tradición ser emitido en la televisión USA en fechas cercanas a la festividad de Todos los Santos. En numerosos países, entre ellos España, se distribuyó como pieza única y sin la otra parte del film, la basada en El viento en los sauces. A Burton le parecía buena idea recurrir a la misma fórmula y tratar de replicar el éxito cosechado por el Jinete sin cabeza, pero Disney no estuvo por la labor de recuperar el formato, ni siquiera a pesar del éxito obtenido por Burton con su cortometraje Vincent en 1982. Curiosamente, en 1999 el director estrenaría su propia versión de la leyenda de Sleepy Hollow, un blockbuster que superó los 200 millones de dólares de recaudación y con el que obtendría un Oscar a la mejor dirección artística.

No faltan, dentro de Pesadilla antes de Navidad, los inevitables guiños a la propia trayectoria de Burton. Uno de los juguetes que Santa Claus entrega a los niños es un patito motorizado muy cabroncete. Es una referencia explícita a Pingüino, uno de los villanos de su Batman Vuelve.

También se dejan caer en dos de los personajes más míticos de la Disney: localizamos al ratoncito Mickey (hasta tres veces, una de ellas como el estampado de un pijama) y al pato Donald en una breve secuencia de la película. ¿Las has visto todas?

El despliegue de medios que implicó la película deja algunas cifras espectaculares. Sólo la cabeza de Jack, por ejemplo, contaba con casi 400 réplicas intercambiables con diferentes expresiones y gesticulaciones para el personaje. La película contó con 230 decorados, repletos de recovecos y trampillas por las que los miembros del equipo colaban las manos y hacían mover las figuras y 227 marionetas. Recordemos que Pesadilla antes de Navidad utiliza la técnica Stop Motion, consistente en modificar gradualmente la posición de piezas y fotografiarlas fotograma a fotograma para que, una vez seriadas, transmitan sensación de movimiento. Por desgracia, la práctica totalidad de decorados y sets de rodaje se destruyeron al concluir las grabaciones.

Sólo un minuto de película conllevaba prácticamente una semana de rodaje, lo que da idea de la magnitud y el esfuerzo que había detrás de Pesadilla antes de Navidad. El director de la película, Henry Selick, ha reconocido en diferentes entrevistas lo agotado que acabó de la producción, que se alargó tres años y medio, aunque con ella obtendría el mayor éxito de su carrera y el prestigio suficiente para seguir, a día de hoy, rodando apuestas tan o más arriesgadas (como las citadas James y el melocotón gigante o Los mundos de Coraline). Igualmente, todo el trabajo artístico y técnico de Pesadilla antes de Navidad se llevó diversos reconocimientos dentro de la industria cinematográfica, como varios premios Saturn (los galardones USA dedicados al género de terror y fantasía), una nominación al Globo de Oro a las composiciones de Danny Elfman y otra nominación al Oscar a los mejores efectos especiales, que perdería contra el fenómeno Parque Jurásico. Dicha nominación convertiría a Pesadilla antes de Navidad, en toda la historia de los premios más famosos del cine, en la primera película de animación en optar a un Oscar en dicha categoría.

Danny Elfman, por cierto, comenzó a componer la música para la película mucho antes de que ésta tuviese ni terminado su guion. De hecho, comenzó a rodarse sin todavía tenerlo rematado y empezaron literalmente por el prólogo, grabando la canción ¿Qué Es?, ya que era lo único con lo que contaban en ese momento. Para elaborar las piezas musicales, Elfman se inspiró en los bocetos y diseños del equipo artístico del largometraje. El clima de trabajo era tan complicado y con tantos cabos sueltos resolviéndose a marchas forzadas que derivó en una sucesión de desacuerdos entre los dos creativos, decidiendo romper su unión profesional. La siguiente película de Burton, Ed Wood, ya no contó con Elfman. Ambos se reconciliaron en 1996 y desde entonces han seguido formando un tándem inseparable con una química tan especial como la vista en Big Fish, por la que recibirían nominaciones a los premios Oscar.

El compositor, curiosamente, también sería la voz de Jack en versión original tanto en la parte musical como en los diálogos… hasta que Disney, en las primeras sesiones de montaje, quedó espantada con la voz de Elfman e impuso a un actor para las frases. Eligió a uno de voz muy grave e intimidante, acorde con el aspecto fantasmagórico del personaje: sería Chris Sarandon, muy recordado entre el público ochentero por el hit Noche de Miedo, donde interpretaba al vecino vampiro. En España se mantendría esa dualidad para el casting de doblaje y habría un profesional para las partes cantadas y otro para las frases. Así, Pesadilla antes de Navidad contaría para Jack con el fantástico actor de teatro Tony Cruz, con una amplia trayectoria en musicales (entre otros Jesucristo Superstar y Sweeny Todd) por un lado, y por otro, con Antonio Miguel Fernández Ramos. Detallazo que volviésemos a escuchar a Fernández Ramos (y al resto del casting español) como Jack en el videojuego Kingdom Hearts II (2006) para PlayStation 2, única entrega de la saga con voces en nuestro idioma. Por su parte, Tony Cruz repetiría en los doblajes de películas posteriores tanto de Henry Selick (James y el melocotón gigante) como de Disney, dando voz a John Smith en Pocahontas o al inolvidable Buzz Lightyear: suya es la magistral interpretación de ‘Hay un amigo en mí’ de Toy Story.

No llegaría a estrenarse en España hasta más de un año después. Pesadilla antes de Navidad aterrizaría el 2 de diciembre de 1994, apenas unas semanas después respecto al continente europeo. Lo haría con un cambio curioso en el nombre: Jack Skellington se renombraría en nuestra adaptación como Jack Skelleton. Más curiosa aún fue la manera de llamar a la película en Latinoamérica: El extraño mundo de Jack.

A Jack lo veríamos en cameos muy graciosos en posteriores películas de su director y del propio Burton. Por ejemplo, en la fantástica Los mundos de Coraline, también considerada película de culto y que desde aquí os animo a descubrir si no la conocéis, James y el melocotón gigante, donde es el capitán del barco pirata, y la Alicia en el país de las maravillas protagonizada por Johnny Depp. Fuera del cine, nos hemos reencontrado con él en la queridísima serie de videojuegos de rol Kingdom Hearts. La saga, que debutaría en PlayStation 2 en primavera de 2002, fusionaba los mundos de Disney con los de Square-Enix (por aquel entonces únicamente Squaresoft), mostrando personajes y escenarios de ambas editoras compartiendo los mismos escenarios. Uno de ellos fue Halloween Town, con el mismísimo Jack como maestro de ceremonias de la fase.

Vincent Price fue una de las figuras cinematográficas primero, y personales después, más determinantes para Tim Burton. Su amistad fue crucial en la evolución vital y profesional del cineasta. Su cortometraje de 1982 estaba dedicado a esta leyenda del cine del terror (La caída de la Casa Usher; House on Haunted Hill; El cuervo). Desde ese encuentro, director y actor forjaron una íntima amistad que les llevaría a futuras colaboraciones (en Eduardo Manostijeras sería El Inventor). Para Pesadilla antes de Navidad estaba prevista su participación como voz de Santa Clavos, pero el deterioro en la salud del actor, agravado por problemas familiares, frustró la intervención. Y no es que no llegase a grabar (de hecho lo hizo), pero estaba en un estado tan débil que se descartó el trabajo que se llegó a realizar. Caprichos del destino, Vincent Price moriría a cuatro días del estreno de Pesadilla antes de Navidad.

Imagináis que el final de la película hubiese sido que el doctor Finkelstein preparase una lección para Sally y se hubiera escondido dentro de Oogie Boogie todo el tiempo? Pues esta posibilidad existió y se le llegó a proponer a Tim Burton, que se quedó ojiplático y, según la rumorología de internet, reaccionó a patadas, estampando la silla de su despacho de la Warner contra la pared. Otra de las opciones que se barajaron para la toma final sería una visita de Santa a Jack, encontrándolo junto a la hoguera rodeado de cuatro mini-Jacks. El verdadero final con Oogie Boogie deshilachándose, por cierto, tardó cuatro meses y cuatro días en rodarse.

Doce movimientos, nada menos, de stop-motion eran necesarios para un segundo de toda la película. Su duración se cerró, finalmente, en 73 minutos.

Al poema de Tim Burton del que surgiría Pesadilla antes de Navidad se le iba a conceder mucha más notoriedad en la película. Sería relatado por una voz en off, y contrataron al actor Sir Patrick Stewart, al que muchos recordaréis por su participación en los X-Men de los 90 en el rol del profesor Charles Xavier. Sin embargo, se anuló todo su trabajo a petición de la Disney.

Disney, igualmente, solicitó el desarrollo de una trama más larga y más compleja con la que componer la duración mínima necesaria para dar forma a un largometraje. De este modo, el relato original de Burton (protagonizado por Jack, Zero y Santa Clavos nada más) se expandió con la llegada del resto de personajes, aportados conjuntamente por los guionistas Michael McDowell y Caroline Thompson junto al propio Burton.

El resto, como suele decirse, es historia. Historia del cine de animación, historia de la cultura pop, e historia de Navidad y Halloween. Nuestra historia.


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Sergio Díaz
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