Jurassic Park está de aniversario – Curiosidades, secretos y anécdotas de la mítica ‘Parque Jurásico’ (1993) de Steven Spielberg

Celebramos los 30 años del estreno en cines de Jurassic Park, la mejor película de dinosaurios de todos los tiempos

Rubén Aído & Sergio Díaz

Un zoológico muy especial: uno lleno de dinosaurios devueltos a la vida. El sueño de un millonario se materializa en la isla de Nubla, cerca de Costa Rica. Y para que vean con sus propios ojos que lo imposible se ha convertido en posible, John Hammond invita a paleontólogos, científicos y asesores financieros a su Parque Jurásico. ¿Qué puede salir mal si no ha reparado en gastos…?

Con esta premisa, convertida en historia del entretenimiento gracias a unos efectos especiales absolutamente revolucionarios para su época, arranca una de las películas más taquilleras y más populares de todos los tiempos.

Jurassic Park está de 30 aniversario y queríamos celebrarlo con una recopilación de datos curiosos con los que volver a 1993, cuando vimos a aquellas gigantescas criaturas extintas cobrar vida por obra y gracia de la magia del cine.

Visitar este parque con cada revisionado es también volver por unos instantes a nuestra infancia, así que esperamos que disfrutéis de este viaje por el pasado. Que la nostalgia y la vida se abran camino: “¡Bienvenidos a Jurassic Park!

Parque Jurásico comenzó su rodaje el 24 de agosto de 1992 en Kauhai, la isla más antigua de Hawai. Durante los primeros 25 días, el equipo se centró en escenas y planos exteriores en los bosques y la vegetación local, un plazo mucho más alargado del previsto.

El motivo fue la irrupción del huracán Iniki, el más violento registrado hasta esa fecha en el archipiélago, destrozando, además de las infraestructuras de la isla, prácticamente todo el equipo técnico de la producción.

Una de las primeras escenas rodadas antes nada más reorganizarse sería la estampida de los Gallimimus en la región de Oahu, un emplazamiento muy popular para los rodajes de aventuras de Hollywood, ya que allí se han grabado exteriores para Indiana Jones, Los juegos del hambre, la serie Perdidos o Piratas del Caribe, entre otras superproducciones.

Aun con todos los contratiempos derivados del huracán y los imprevistos durante la filmación (entre ellos que Sam Neill se quemase el brazo en la escena de la bengala frente al T-Rex), el rodaje terminaría doce días antes de las 16 semanas previstas y, lo más importante para Spielberg: por debajo del límite de 60 millones de dólares de la época fijados por la Universal.

Un reto personal para el director, ya que las constantes subidas de presupuesto de sus rodajes (recordemos por ejemplo la de Tiburón, de la que ya hablamos en nuestro reportaje especial) le habían creado fama de director caprichoso.

Richard Attenborough, que interpreta a John Hammond -el megalómano magnate que financia el Parque y no repara en gastos… pese a contratar un único informático para la seguridad de todo el recinto-, tenía una especial vinculación con Spielberg, especialmente desde que ambos coincidiesen en los Oscar de 1982.

Ambos directores pugnaban por los premios más importantes de la temporada y la balanza se inclinó a favor de la Gandhi de Attenborough, que dejó a la E. T. El extraterrestre de Spielberg con galardones menores (sonido, música y FX principalmente) como premios de consolación.

Attenborough llevaba retirado del cine desde entonces, y aceptó la proposición de encarnar al excéntrico millonario después de la negativa de Sean Connery a interpretar el personaje.

Que Jurassic Park iba a convertirse en un boom era algo que en Hollywood tenían claro desde el mismo momento en que Michael Crichton publicó su novela a finales de 1990, aunque quizá no hasta el punto de adivinar que sería una de las más leídas de finales del siglo XX.

Todo su relato sobre biotecnología y dinosaurios resucitados en una atmósfera de terror opresiva y asfixiante era carne de blockbuster, y las principales productoras de cine se enzarzaron en una guerra de ofertas: por un lado estaba la Fox, que tenía en mente a Joe Dante (Gremlins) como director; luego Columbia y nada menos que Richard Donner, el director de la mítica Superman; y por último pero no menos interesante la Warner Bros. y Tim Burton, que sin duda con el tono oscuro y gótico de sus dos Batman habría cuajado un Jurassic Park muy diferente y más cercano al clima de suspense del libro (aunque en declaraciones a Indieware, Burton comentó que por su gusto habría rodado algo más cercano a Mars Attacks! que a los Batman…).

Al final, los proyectos que ya tenía en marcha Crichton con Spielberg (que se materializarían poco después en una serie de televisión) y la presiones que éste ejerció sobre la Universal para subir la puja, acabarían con Crichton firmando la cesión de derechos a la productora de E. T. El extraterrestre, Los Picapiedra, Poltergeist, Indiana Jones o Twister por citar algunos taquillazos: es decir, a Kathleen Kennedy, o lo que es lo mismo, la productora de cine de más éxito comercial en la historia de Hollywood.

Curiosamente, también financió Los Goonies, uno de los hits de los 80, a la que homenajea a través del vestuario del personaje de Dennis Nedry (el informático que sabotea el Parque): su chubasquero amarillo o la camisa havaiana con la que renegocia la venta de material genético son prácticamente idénticas a las prendas que lucen los protagonistas de Los Goonies.

Una de las musas del citado Tim Burton, precisamente, hizo una audición para Jurassic Park: Christina Ricci (Miércoles en La Familia Addams) optó hasta última hora al papel de Lex, pero se lo llevaría finalmente Ariana Richards, y lo consiguió de un modo curioso: sus gritos en el casting retumbaron en el plató de tal manera que la mujer de Spielberg cruzó el estudio desde la otra punta, en el exterior del set de ensayos, para ver qué estaba pasando.

Y no es la única anécdota del casting de Jurassic Park: Joseph Mazzello (Tim aka la increíble tostada humana) ya se presentó al de Hook El Capitán Garfio de Spielberg dos años antes, pero los productores lo consideraron demasiado joven.

El director quedó tan encantado con el crío que le prometió que lo incluiría en su siguiente película, y cumplió su palabra hasta tal punto que realizó uno de los cambios más curiosos de la película respecto al libro: en el argumento original de Jurassic Park, el mayor de los niños era el varón, tenía once años y gafas, y era un amante de la tecnología y los dinosaurios con tales conocimientos que su ayuda es imprescindible para reestablecer los sistemas de seguridad del recinto.

En la película esa función y esas características se traspasan a la niña, que pasa a ser la vegetariana, la informática y la mayor de los dos, pero no la experta en dinosaurios.

El casting de Parque Jurásico se tomó muchas licencias porque el propio guion se alejó de la novela original drásticamente en numerosos puntos: como decíamos antes, era muchísimo más terrorífica y angustiosa que lo que vimos en pantalla.

Universal quería un taquillazo familiar típico del cine de los 80-90, más cercano a la mezcla de fantasía, humor, terror inofensivo y aventuras de Cazafantasmas y Gremlins que a la ciencia ficción opresiva de Alien El Octavo Pasajero, aunque el desarrollo de la misma novela la acercase más a la obra maestra de Ridley Scott que a ese espíritu familiar al que aspiraba la Universal, que casi casi al principio quería un live action de En busca del Valle Encantado.

Al final el tira y afloja entre la productora, Crichton -que colaboró en la adaptación de su propia novela a cambio de medio millón de dólares de la época- y Spielberg terminó con una especie de tablas: no sería una película para todos los públicos y tampoco renunciaría al terror, pero éste no sería explícito sino sugerente (como la escena del dilofosaurio).

Sería, como el propio Spielberg la definió, “una secuela de ‘Tiburón’ pero en tierra firme: no es tanto Godzilla sino más una especie de ‘Diez negritos’. Los invitados al Parque se encuentran con seres extinguidos hace 65 millones de años y son tan inconscientes y arrogantes que se creen que estarán seguros en el Parque. Esta será la razón por la que irán cayendo uno a uno”.

Con esa premisa, se elaboró un guion que hacía concesiones al suspense, pero esquivaba las dosis de gore que impregnaban un relato donde los dinosaurios no tenían ninguna piedad con los personajes: John Hammond sería devorado por una bandada de Compsognathus, Ian Malcolm nos hacen creer que también cae (Crichton lo saca del coma para la segunda novela) y al científico Henry Wu se lo merienda un velocirraptor…

De igual modo, se suaviza el tono general del libro y se retira su ambigüedad moral para con los personajes y sus motivaciones, enfatizando todo lo relativo a la ética hasta casi infantilizarlos por los roles tan estereotipados que desempeñan: John Hammond pasa de ser un tiránico millonario sin escrúpulos a ser un entrañable abuelito que no se mueve por el dinero, sino por el interés científico; Gennaro hereda el rol de Hammond de avaricioso obsesionado con hacer una fortuna con el Parque y termina en las fauces del Rex, cuando en la novela sí sobrevive; el cazador Robert Muldoon también sobrevive en el libro pero en la película se arriesga a enfrentarse a los raptores con tal de darle una oportunidad al resto de personajes y pierde el combate…

Ni el propio Alan Grant se libró de los retoques, pasando de ser un paleontólogo de cuarenta años fornido, con barba, zapatillas deportivas y camisetas havaianas de colores a presentarse como un señor obsesionado con sus excavaciones y grandes reticencias a la vida familiar… que termina la película con los niños abrazados a él.

En resumen, hubo numerosos cambios a favor de la moralina tan necesaria para las taquillas Hollywood.

Jeff Goldblum, volviendo al casting, no pasaría por ninguna prueba para su participación en la película, la cual empezaría un concienzudo trabajo de storyboards (dibujar y plasmar cada plano de la película en un borrador) 20 meses antes de que arrancase el rodaje.

El motivo de una preparación tan exhaustiva es que Spielberg no quería, como antes comentamos, salirse del presupuesto cerrado por la Universal y buscaba tenerlo todo atado y bien atado, sabiendo exactamente qué planos iba a rodar para no dejar nada a la improvisación.

Por ese proceso creativo se descartaron nombres de facto como el de Sigourney Weaver, ya que Spielberg no quería una actriz asociada al rol de superheroína que arrastraba tras Alien sino “una mujer corriente en una situación nada corriente”, o el de Charlton Heston, con el que el director mantenía una mala relación desde Tiburón por su negativa a darle un papel protagónico en el film.

Del mismo modo, el director pactó con la Universal un reparto formado por actores de cierto prestigio pero no en la cima de la popularidad; por un lado quería volver al espíritu de sus primeras películas y rodar con actores menos conocidos para que, así, el público viese a los personajes y no a héroes de otras producciones pero en contextos diferentes; y, por otro, no quería megaestrellas ni divas en platós que complicasen el rodaje con excentricidades, tal y como acababa de sucederle a Spielberg con Julia Roberts en Hook. El capitán Garfio.

Con estas condiciones, se propusieron nombres para el reparto como el de Juliette Binoche para encarnar a Ellie Sattler (que lo declinó por coincidir con el rodaje de Tres colores: Azul), mientras la Universal se veía obligada a prescindir de Harrison Ford (que se iba así con Warner a hacer El fugitivo) y otro de los nombres propios del cine de acción de los 80, Kurt Russell, para el rol de Alan Grant; por su parte, William Hurt lo rechazó categóricamente.

Resulta muy curioso que este personaje estuviese inspirado por un paleontólogo real, Jack Horner, quien además trabajó como experto en tareas de asesoramiento para la película. Y más curioso todavía que algunos de sus aportes científicos sí se han corroborado con los años: por ejemplo, la teoría que nos cuentan en la película de que los raptores estaban emparentados con las aves actuales se consolidó con la aparición de nuevos fósiles a comienzos del nuevo siglo, confirmando que estaban recubiertos de un frondoso plumaje.

Por el contrario, otras deducciones estaban totalmente equivocadas -ya desde el libro de Crichton-, como por ejemplo que la visión del T-Rex dependía del movimiento.

Universal estrenó Parque Jurásico el 11 de junio de 1993 tras una première dos días antes: la fecha curiosamente coincide con la del estreno de E. T. El extraterrestre, en 1982.

Por aquel entonces, las películas tardaban aún un tiempo en estrenarse en diferentes países del resto del mundo -recordemos sin ir más lejos el caso de Tiburón, que llegaría aquí completamente fuera de la temporada veraniega en que se ambienta la película, concretamente en navidades-, y con Parque Jurásico se intentaron acelerar los plazos, pero hubo un inconveniente que se trató de solventar lo mejor posible: una huelga de actores de doblaje.

El 26 de agosto de 1993 un pequeño elenco de profesionales contrarios a la huelga promovida por APADECA, supervisados por la directora de doblaje Claudia Gvirtzman, puso rumbo a Francia para realizar allí el doblaje de Jurassic Park. Algunos trabajaban en el medio pero dentro de otras funciones y no delante del micro, por lo que en muy pocas ocasiones más se les ha escuchado prestar su voz en otros largometrajes.

El casting de voces españoles lo componían: César Leguichero (Ian Malcolm), Beatriz García (Ellie), Maika Aguado (la niña), Sergio Capelo (el científico interpretado por Samuel L. Jackson), Tasio Alonso (Alan Grant), Laura Díez (curiosamente se escogió una actriz para doblar a Tim) y el enorme Joaquín Díaz, uno de los grandes profesionales del doblaje español y la voz habitual de Jack Lemmon o Ian Holm en El Señor de los Anillos.

Superado este contratiempo, Jurassic Park se estrenaría el jueves 30 de septiembre en los cines de las capitales españoles, y ya el viernes 8 de octubre en todo el país, donde se convirtió, como en el resto del mundo, en todo un fenómeno en la taquilla: Parque Jurásico, al igual que las citadas ET y Tiburón, pasaría a ser la cinta con mayor recaudación de la historia hasta ese momento, amasando un montante de 1.029.143.882 de dólares de la época.

Sería el largometraje con más recaudación de 1993 y aguantó entre los diez primeros en 1994, año en que batiría todos los records tanto en formato alquiler como doméstico en el mercado VHS.

¿Una curiosidad más relacionada con su condición de fenómeno de masas? 1993, 1994 y 1995 marcarían el record de estudiantes de las universidades de Paleontología de EEUU.

Rodar una película de la magnitud de Jurassic Park no era tarea fácil. Había mucho trabajo por ordenador, sí; pero también mucho con maquinaria pesada al estilo del cine más tradicional.

Y tratándose de máquinas y Spielberg, hubiese sido raro que ninguna se escacharrase o no diese problemas: ahí estaba la gigantesca montura del T-Rex, por ejemplo, que incluso fuera de escena comenzaba a moverse por sí solo provocando unos sustos de aúpa entre el equipo de rodaje a su paso; demasiado tardaron en descubrir que estos fallos se debían a la lluvia que les acompañó durante algunas escenas en exteriores.

La parte artesanal de los FX, por su parte, recurrió a ideas tan curiosas como mezclar diferentes bramidos y chillidos animales para componer gruñidos únicos para las criaturas: la respiración del T-Rex era la mezcla de sumar la de varias ballenas; los velocirraptores se comunicaban con gritos mezclados de delfín y león marino, y se les dotó de una “personalidad” similar a los tigres de Bengala a petición del paleontólogo asesor por ser expertos y despiadados cazadores; y el dilofosaurio emitía graznidos resultantes de combinar sonidos de cisnes, serpientes de cascabel y águilas. Nosotros nos quedamos con el Brachiosaruio, que lleva en su adn sonoro parte del rebuzno de un burro, todo entrañable él.

Y hablando de sonidos, la voz que se oye en los coches a modo de guía turístico es la de Richard Kiley según se cita en la novela, un rol que materializaría en la película al convertirse también en el locutor de la megafonía y el guía virtual del Parque.

Aunque la banda sonora de Jurassic Park sea una de las más populares, reconocibles y carismáticas de toda la historia del cine, paradójicamente ni siquiera obtuvo una nominación a los Oscar o los Globos de Oro.

El motivo es que sería totalmente eclipsada por otra banda sonora de su mismo autor, John Williams, también de 1993: La Lista de Schindler. La Universal pausó su producción a cambio de que Spielberg rodase Parque Jurásico antes, y éste retomó un proyecto tan definitivamente personal en cuanto terminó el rodaje físico del film: la posproducción y los efectos especiales los supervisaría vía satélite desde Polonia (donde rodaba La Lista de Schindler por las mañanas), delegando así en su amigo George Lucas todas las tareas directas de FX de Parque Jurásico.

El creador de La Guerra de las Galaxias aplicó avances audiovisuales inéditos en el cine procedentes de su Industrial Light and Magic, entre ellos el Digital Theater System (Jurassic Park fue la primera película de la historia en sincronizar el sonido con un CD a través de un código de tiempo).

Los efectos visuales tan revolucionarios de la ILM apenas superaban un total de seis minutos del total del metraje, pero fueron suficientes para hacer historia.

Spielberg y su peculiar sentido del humor se marcan un Hitchcok nada más arrancar la película: aparece apenas un segundo, es el señor que mira atentamente, sin hacer nada, en la secuencia del velocirraptor enjaulado con la que comienza el film.

No obstante, el director, que tiene claustrofobia y le aterrorizaba que el equipo de rodaje le gastase una broma metiéndolo en el maletero de alguno de los Ford que se tunearon para la película (haciéndonos creer a los espectadores que eran vehículos que se desplazaban automáticamente por un carril, pero en realidad llevaban un conductor escondido en una cavidad), no era de hacer bromas pesadas por miedo a que se les devolvieran.

Pero demostró tener fuera de cámara un humor negrísimo, o un exceso de picardía, cuando no advirtió a los niños de la película de que, en el ataque al jeep por parte del T-Rex, el techo se desprendería, colocando así su imponente dentadura a escasos centímetros de sus rostros. Eso sí, broma intencionada o métodos hijoputescos de director, la idea funcionó y bordó la escena, una de las más icónicas de la película con los gritos y llantos que esperarías de unos niños siendo atacados por un bicho tan descomunal.

Icónica es también la secuencia de Alan Grant junto a la barriga de un dinosaurio enfermo, que originalmente la protagonizaba un Stegosaurus pero se sustituyó por ser el Triceratops el dinosaurio favorito de Spielberg.

Y no menos memorable es el plano de las pisadas del T-Rex, cuyas ondas de agua en los vasos eran producto de una guitarra puesta debajo: a Spielberg se le ocurrió la idea de introducir el imponente acercamiento del T-Rex mientras escuchaba en su coche a Earth, Wind & Fire, al comprobar cómo la vibración de las notas musicales más agudas tenía un efecto curioso en los retrovisores.

La Teoría del Caos de Malcolm narrada en el preámbulo de la película se visualizaría así a través de unos pasos lentos pero titánicamente imparables: ondas en el agua procedentes de una fuerza mayor.

Cuando una película es tan monumental como Jurassic Park es fácil que se cuelen los gazapos, y vaya si lo hicieron. Algunos han tardado casi 30 años en viralizarse, como la mano que maneja al velocirraptor en la cocina -cumpliendo la irónica predicción de “a menos que hayan aprendido a abrir puertas”-, convertida no hace tanto en trending topic.

Otros gazapos no fueron tan discretos, pero pasaron inadvertidos para nuestras inocentes y tiernas mentes de 1993, a pesar de ser disparates de bulto como el desnivel de la escena del T-Rex y el jeep de los niños: cuando se come la cabra, el dinosaurio está a la misma altura que los vehículos, pero cuando sale de la valla electrificada y comienza la persecución a los críos, la valla escondía una caída de ¿50 metros?

Y podríamos seguir con el brazo robótico que aparece y desaparece de escena según el plano cuando están presenciando el nacimiento de una cría… Pero se lo perdonamos. Estamos hablando de Jurassic Park.

Obtuvo los tres premios Oscar a los que optaba: sonido, montaje de sonido y efectos especiales, categoría donde competía con la icónica Pesadilla antes de Navidad. La coincidencia en el tiempo con el estreno de La Lista de Schindler hizo que Spielberg sumara otros siete premios Oscar en la misma ceremonia, celebrada la noche del 21 de marzo de 1994, cerrando una gala histórica en la que confluían las dos vertientes del director: el cine de autor, más personal, con el cine de masas, palomitas y efectos especiales de fantasía que ha marcado a generaciones.

La película incorporaría los premios concedidos a la carátula de su versión vhs, lanzada apenas unas semanas después y convertida en la quinta película en formato doméstico más vendida de todos los tiempos, con casi 25 millones de copias vendidas en EEUU.

Parque Jurásico continúa siendo un filón inagotable del que, décadas después, siguen realizándose spinoffs cinematográficos (Jurassic World Dominion reunía al trío protagonista de la original para deleite de la taquilla, recaudando más de mil millones de dólares en 12 semanas), reestrenos en salas 3D, series de televisión, videojuegos, constantes reediciones para el mercado doméstico según la última tecnología (dvd, laser disc, blu ray, ultra HD, 4k…) e incontables productos de merchandising.

Y es que la huella que dejó en el cine y toda la nostalgia que genera a su alrededor está, al contrario de los dinosaurios, muy lejos de extinguirse.

Feliz Aniversario, Jurassic Park.

Enlaces de interés

Alien El Octavo Pasajero

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Limited Run anuncia una edición conmemorativa de Jurassic Park SNES

Tiburón

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