Demon’s Souls Remake Análisis para PS5 – ¿Merece la pena? – Review PlayStation 5

El fenómeno souls arrancaba hace 15 años en PlayStation 3 con Demon’s Souls, y hemos querido celebrar este aniversario con una valoración del remake realizado por Bluepoint de esta pieza de culto entre los RPGs

Convertir a cualquier enemigo dentro de un videojuego en una amenaza letal y mandarte al principio de la partida puede parecer una mecánica obtusa y aburrida en estos tiempos que corren, proclives a proporcionar toda la diversión posible de inmediato y no ponérselo difícil al jugador. Sin embargo, FromSoftware ha sido y es un referente en ofrecer todo lo contrario: cultivar la paciencia y la destreza como maximizadores de la satisfacción. Los souls han hecho suyo el remoto lema de no hay gloria sin sacrificio desde hace hace más de una década, concretamente desde que conquistaron a los amantes del rol con su Demon’s Souls para PlayStation 3, lanzado el 5 de febrero de 2009. Y lo han hecho desde entonces arropados por el público y la crítica, obra tras obra, desafío tras desafío, hasta el punto de elaborar el título con más premios acumulados de la historia de los videojuegos, Elden Ring y sus 331 galardones. Unas credenciales que alzan al estudio en una posición privilegiada dentro de la industria del ocio interactiva. Pero ¿suficientes para ser infalibles? ¿Han acertado trayendo de vuelta la producción con la que marcaron un antes y un después en los videojuegos RPG? Vamos a desarrollarlo en nuestro especial Demon’s Souls Remake Análisis para PS5.

La grandeza de ser diferente

Ciertamente Demon’s Souls, ni ninguno de los souls de FromSoftware, son juegos para todos los paladares, aunque las bárbaras cifras de venta puedan hacer pensar que es así. Los souls son juegos muy especiales, para lo bueno y lo menos bueno, pues exigen una gran cantidad de horas para asimilar sus mecánicas, familiarizarse con los escenarios plagados de trampas ocultas y, sobre todo, sobreponerse al elevadísimo grado de dificultad y complejidad de sus escenarios.

Muy posiblemente algunos de los que estáis leyendo estas líneas estaréis pensando que “no es para tanto”. Seguramente para determinados usuarios estos juegos no sean un reto desproporcionado, pero otros estáis mintiendo como bellacos. Y en toda la p*** cara, porque Miyazaki, genio de la programación donde los haya, hace juegos intrincados a más no poder pues esa es su esencia y así los concibe. Juegos de mundos rebosantes de secretos, de caminos interconectados y cepos escondidos, de aspereza, de exigencia y hosquedad. Porque, bajo sus directrices, a más complicado que sea avanzar, más placentero será llegar a la meta.

No hay Modo Fácil para suavizar el camino. Entrar en Boletaria y su reino de tendencias blancas y oscuras es adentrarse en una de las producciones más fascinantes y enrevesadas del videojuego reciente, pero también en un producto elitista. Porque va a reclamar mucho de tu parte para que puedas pasártelo bien con él.

Fidelidad a la producción original como punto de partida

Bluepoint Games, el estudio encargado de realizar el remake del juego original realizado por FromSoftware, Shirogumi y Sony Japan, ha sido respetuoso al máximo con el original, su idiosincrasia y también con aquellos que lo disfrutaron y lo catapultaron a su condición de juego de culto prácticamente al instante. Esto significa que ha rehuido de opciones en los ajustes de dificultad y de concesiones para el público más casual, limitándose a una actualización audiovisual espléndida acorde a los tiempos actuales.

Y quiero recalcar lo de espléndida, porque francamente lo es. Demon’s Souls no era ningún portento tecnológico en PlayStation 3 y ya se percibía (muy) desfasado cuando debutó, pero contaba con unos diseños suntuosos y lujosos que, pese a la trillada temática de fantasía medieval, derrochaban ostentación y carácter.

Para el remake, la puesta en escena se ha enriquecido y ha multiplicado no sólo el nivel de detalle de personajes y criaturas como era de esperar, sino que ha impulsado muchos enteros la decadente belleza de sus paisajes.

Boletaria luce más inhóspita que nunca, pero también más extrañamente cautivadora. Sus palacios, páramos y jardines son pura opulencia, una exhibición constante de juegos de luces, sombras, colores y chispazos. Las animaciones de toda la ornamentación, velas, lámparas incandescentes, vapores, nubes, lluvia, vegetación… Desprende naturalidad y buen gusto.

Además, la distancia de dibujado es fabulosa y ahora sí, permite contemplar en todo su esplendor el intrincado diseño arquitectónico de emplazamientos como La Torre de Latria desde la lejanía, para mi gusto uno de los pasajes más brillantemente retorcidos de todos los soulslike. Igualmente, las limitaciones del original, que forzaban la falta de elementos en pantalla también de tipo estético, se ha resuelto con generosas cantidades de adornos y detalles.

El trabajo artístico se completa con ciertos reajustes en los diseños de enemigos puntuales (por ejemplo, los vigías de la fundición) junto a nuevas piezas musicales que no desentonan con el conjunto.

Demon’s Souls Remake análisis para PS5: opciones de visualización

Todo este despliegue audiovisual puede disfrutarse desde dos ajustes gráficos: 4k a 30 fotogramas por segundo o resolución dinámica a 60 fps.

El segundo será, con toda probabilidad, la opción elegida por la mayoría y no me extraña, la fluidez con que se mueve todo el envoltorio gráfico es muy vistosa. Sin embargo, servidor de ustedes que es muy suyo, disfruta con todo el nivel de detalle posible y los 30 frames y su toque característicamente cinematográfico. Como siempre, todo es probar y decidir.

Voces en español

Demon’s Souls Remake permite escuchar a los boletarianos (¿se dice así?) hablar en perfecto español por primera vez. Por cierto, podemos hacerlo en 3D, pues incluye esta tecnología de sonido.

El trabajo de localización de la producción ha incluido un casting de actores de primera línea dentro de la profesión, destacando a Ana Ángeles García como la narradora (voz habitual de Jane Lynch), Abraham Aguilar como nuestro queridísimo Parches La Hiena (voz de Naveen Andrews en Perdidos), Eduardo Bosch como Vinland (Jon Nieve en Juego de Tronos) y Ana de Castro (Shireen en Juego de Tronos) como la Dama de Negro, una de las figuras clave de Demon’s Souls por ser el epicentro de la progresión del personaje y canjearnos nuestras almas, es decir, los puntos de experiencia.

El detalle de que un juego venga con doblaje al idioma propio siempre se agradece, pero en el caso de Demon’s Souls Remake aún más porque las líneas de diálogo y los textos se han incrementado considerablemente respecto al original. El motivo es que se ha intentado hacer menos críptico y confuso su guion dando más detalles del lore.

Principales diferencias entre el original y el remake

El Demon’s Souls de Bluepoint apenas se toma licencias respecto al título de 2009. Aparte de esos rediseños artísticos de enemigos concretos anteriormente citados, el remake presenta como novedad la posibilidad de guardar en el almacén desde cualquier punto del mapa el objeto que escojamos. Esto desde luego altera el parámetro del peso soportado por el personaje, pero es un mal necesario para ganar muchísimo ritmo y ahorrarnos viajes innecesarios y constantes al Nexo.

Recordemos, para los recién llegados, que el Nexo es el punto desde el que se comunican todas las regiones del mapa, a las cuales podemos acceder en el orden que se prefiera. Aunque esto es en teoría, pues en la práctica ciertas zonas son imposibles de superar si no estamos en posesión de un nivel de XP determinado y el equipo adecuado.

Esta disposición también ha sido reproducida tal cual se planteaba en el Demon’s Souls original, como todo lo demás. Insisto, el remake es un calco prácticamente del clásico y mantiene hasta “trucos” con los que fulminar de dos espadazos ciertos bosses.

La localización de determinados ítems (esa puñetera piedra cuchilla pura), de trampas, de enemigos escondidos detrás de cierta puerta o en las almenas de la primera fortaleza… Todo está en el mismo sitio exacto.

Inclusive se ha mantenido la ubicación de las archipiedras con las que nos desplazamos a un punto concreto del mapa de la zona -normalmente tras acabar con un jefe final o un boss de mitad de fase-, forzándonos a hacer grandes caminatas dentro del mismo nivel y poniendo a prueba, todavía más, nuestra paciencia.

Así pues, las principales diferencias entre el título de FromSoftware para PS3 y éste para PS5 las encontraríamos, además de en la renovación visual y el almacenamiento de ítems, en los tiempos de carga.

En un juego como este, donde te acribillan cada tres por cuatro, que estés aguantando pantallas interminables de “loading” continuamente es bastante desesperante. Los que fundimos el original bien lo sabemos. Ahora, por el contrario, los tiempos de carga de Demon’s Souls Remake se han reducido a transiciones de entre 2 y 3 segundos. La diferencia es, sencillamente, abismal y es para mí, junto al fantástico sonido 3D, uno de los grandes aciertos técnicos que justifican la realización de este remake.

Multijugador renovado

Nunca he sido muy de partidas online, en general sólo las juego en títulos de lucha. Pero las opciones en línea de Demon’s Souls Remake bien merecen ser repasadas porque, al igual que en el original de PlayStation 3, el multijugador está empapado de su personalidad oscura.

Y es que había funciones, como los mensajes escritos por otros usuarios, que convertían a los jugadores en potenciales amenazas de la partida, pues podían darnos pistas falsas en los escenarios, malas indicaciones o consejos erróneos adrede con el único fin de complicarnos las cosas. El hijoputismo se extiende más allá de Boletaria…

A la inversa también podíamos encontrarnos mensajes útiles, pero… ¿Cómo fiarnos? Todo esto forma parte de su fascinante personalidad, la más marcada -con permiso de Bloodborne– de toda las iteraciones souls para mi gusto.

Asimismo, las acciones de los jugadores repercutían en las tendencias del mundo, llevándolas al pure black o al pure white y con ello, invocando nuevas criaturas y black phantoms, abriendo pasadizos o revelando tesoros y joyas ocultas con poderes mágicos…

Un elemento unificador de todo el universo del juego con el que se le daba un acabado orgánico (sé que es la palabra de moda en las reviews pero no podía resistirme a usarla) y una identidad inconfundible dentro de la proliferación de juegos souls.

Esta vez, el remake nos deja intacta la tendencia de nuestro mundo pese a conectarnos online, con lo que las trastadas de otros jugadores no nos afectarán. Eso sí, los requisitos para invadir o que nos invoquen siguen siendo las mismas que en el título de 2009, debiendo estar en forma espectral para cooperar o echar un duelo.

Respecto al PvP, cabe destacar que Demon’s Souls Remake ofrece servidores dedicados, siendo posible comprobar el ping de los mismos. Esto asegura jugar partidas sin lag y, por consiguiente, hace de los enfrentamientos una modalidad más entretenida (y ecuánime) por su estabilidad.

Por último, respecto al online, añadir que hay un sistema de claves para disputar partidas únicamente con nuestros conocidos.

Aspectos mejorables de Demon’s Souls Remake

Para ser honestos, hay muy poco que objetar a esta adaptación para PlayStation 5. Las pequeñas sutilezas jugables que pulen la rigidez del original (como rodar por el suelo en ocho direcciones por las cuatro de Demon’s Souls 2009) simplemente adaptan el título a los tiempos de hoy y no considero que lo desvirtúen, como apuntan algunos puristas. Y os lo dice alguien que ha jugado literalmente cientos de horas a Demon’s Souls y sacado su Platino en PlayStation 3.

En otras palabras, me parecen modificaciones que perfeccionan una fórmula para, justamente, sacarle brillo sin que pierda su personalidad. De hecho, el remake es tan respetuoso con el original que incluye hasta un filtro visual para reproducir la paleta de colores de PlayStation 3, más sobria y austera. En este sentido, ya puestos, podrían haber ofrecido la posibilidad de jugar con la banda sonora original también, que de igual modo resultaba más mesurada y más templada y, en general, menos grandilocuente que la del remake. Pero esto no tiene por qué ser un punto negativo en términos absolutos, es simple cuestión de gustos.

También se echa en falta una mayor modernización de menús y de la interfaz, pues sus diseños se perciben como el punto más arcaico. Podría haber sido una decisión consciente para hacerlo familiar a los jugadores conocedores del Demon’s Souls de 2009 desde el principio, así que nuevamente estaríamos ante una cuestión de gustos de un apartado menor.

Por el contrario, el editor de personajes se ha renovado completamente y se ha ampliado hasta ofrecer 16 millones de combinaciones distintas.

Demon’s Souls Remake Análisis para PS5: Conclusiones (y Umbasa)

El desembarco de Demon’s Souls como título de lanzamiento de PlayStation 5 también escondía más novedades menores, pero que vestían definitivamente de gala la producción. Entre ellas la compatibilidad con el DualSense y todas sus virtudes hápticas, transmitiendo los golpes, pisadas y hasta efectos atmosféricos del entorno con un resultado sorprendente.

Queda lejos del juego que mejor sigue aprovechando hasta hoy, años después del lanzamiento de la máquina, las características del mando (el Astro’s PlayRoom preinstalado de serie con cada consola), pero contribuye a todo el magnífico trabajo de inmersión que realiza el audio 3D y el apartado visual.

En general, no hay reproches ni desaciertos en el regreso de Demon’s Souls, más allá de su propia naturaleza de ser un título arduo y muy estricto con la paciencia del jugador.

Pero eso era así antes, nada ha cambiado en la esencia de este implacable mundo de dragones y mazmorras.

Los que me leéis habitualmente sabéis la fascinación que siempre me ha despertado este título, del que he hablado largo y tendido no sólo desde las páginas de esta web sino también en otros medios especializados.

Para mí, junto a Bloodborne, son las piezas cumbre de la vertiente souls, las más inspiradas y las más intrincadas.

Y valorar este remake no es fácil. Descubrir las dinámicas souls a través de Demon’s Souls fue una experiencia irrepetible, y por ello no te sale considerar esta puesta al día del original como una novedad al uso.

Lo percibes más como un viaje por la nostalgia, como el regreso a ese sitio que te hizo pensar qué camino tomar, qué atajos se habrán abierto con el cambio de tendencia, qué build probar, qué efecto tendrá el último anillo que encontraste… En definitiva, como una vuelta a un lugar que conoces al dedillo pero vestido con sus mejores galas.

Objetivamente, como remake, el último trabajo de Bluepoint como estudio independiente es uno de los más formidables del videojuego reciente.

Pero, para alguien que haya pasado cientos de horas en sus torres y castillos, es una decisión estrictamente personal recomendarle exactamente el mismo juego, pese a su portentoso acabado visual, técnico y artístico.

Lo que no cabe duda es que quienes no conocieran Boletaria, y se perdieran el primer capítulo de una de las fórmulas más imitadas del videojuego moderno, aquí tienen la mejor versión del mito. Justificadísima, además, por las funcionalidades online y la sobresaliente mejora audiovisual que esta década de diferencia (y más) ha permitido.

Porque Demon’s Souls es eso, un mito del videojuego contemporáneo donde altares de tormenta, sombras, dragones, caballeros malditos y hechiceros conviven para ofrecer una de las obras maestras del género de espada y brujería que ahora, afortunadamente, cuenta con un remake a su altura.

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