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Inkulinati Análisis – Review – El arte y dominio de la tinta

Tras un año en acceso anticipado, por fin llega a PS5, Xbox Cloud, PC y Switch eShop este originalísimo Inkulinati, un trabajo de Yaza Games con altas dosis de humor escatológico, apartado artístico único y características jugables muy divertidas

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¿Son divertidos los pedos? ¡Vaya pregunta! Aunque la respuesta dependerá de cada uno, los desarrolladores de Inkulinati -los Polacos de Yaza Games-, no han tenido reparos en incluir este tipo de contenido en su videojuego de estrategia táctica. Y más allá de lo pueril que pueda ser esto, lo cierto es que no solo tiene su significado a nivel histórico, sino un impacto simpático en la propia jugabilidad.

Un poco de Historia en la historia de Inkulinati

Hubo un tiempo -literalmente, muchos siglos atrás- en el que no existían las máquinas de encuadernación, ni las grandes imprentas. Todo documento, especialmente obras literarias de relevancia, se copiaban a mano. Los responsables de tal tarea eran los escribas quienes, con su propio puño, copiaban letra a letra cada renglón en un manuscrito. Y esto, como os podéis imaginar, era tan aburrido como parece -en algunos casos, como los Masoretas, contaban las letras para asegurarse de que la copia era exacta-.

Y por supuesto, igual que todo trabajador aburrido cuyo trabajo se le hace pesado, algunos de estos escribas comenzaron a divagar mientras copiaban su texto, dibujando en los márgenes angelitos y demonios, para después, en un arrebato absurdo de imaginación, acabar esbozando conejitos antropomórficos decorando las esquinas del escrito en una sátira hacia la teología católica de lo más resultona.

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Como ya podéis ver en las imágenes, el diseño artístico de Inkulinati utiliza esas figuras clásicas medievales en forma de animales variopintos y por momentos absurdos, sin miedo a exhibir su faceta escatológica que, lejos de abusar de los pedos y eructos, se construye sobre una base jugable sólida y divertida.

Tal es la imaginaria visual de Inkulinati, donde las unidades dibujadas sobre el manuscrito -que hace de campo de batalla- son esos animalillos antropomórficos como conejos con espada y escudo que enseñan el culo para aturdir al contrario, así como burros que tocan la trompeta con el ojete.

Esto, lejos de ser una broma, es una introducción al humor vulgar propio del medievo utilizada aquí no solo para sacarnos una sonrisa, sino para convertir esas flatulencias en habilidades propias de cada unidad.

La pluma es más poderosa que la espada

Una vez que el humor queda en segundo plano, Inkulinati nos presenta un juego de estrategia táctica por turnos muy inteligente, bien diseñado y por momentos desafiante en formato roguelite que nos tendrá pegados a la pantalla una vez pillemos el punto a la propuesta del videojuego.

El juego de Yaza Games nos propone escoger a un escriba -un Inkulinati– entre varias opciones a elegir y lanzarnos a combatir en escenarios 2D en una serie de desafíos tácticos.

La historia del juego -porque algo de esto hay también- comienza cuando nuestro Magister (quien tiene un extraño parecido con el maestro Yoda) muere a manos de una torpeza de La Parca. Esta, muy cachonda ella, nos propone un trato: si somos capaces de derrotarla en un duelo de Inkulinatis, devolverá la vida a nuestro maestro.

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Para ello, iniciaremos una serie de campañas en formato roguelite que nos ofrecen retos a cada cual más difícil, y que tienen su punto álgido en cada batalla contra el jefe de turno hasta llegar a La Parca. Una vez derrotada, es decir, una vez demos la primera vuelta a nuestra campaña, nos tocará volver a jugar para averiguar qué secretos esconden nuestro Magister y La Parca, desbloqueando nuevas unidades y aumentando el reto.

Lo interesante de este asunto es cómo Yaza Games ha sabido utilizar con acierto unos diálogos de lo más tontos para sacarnos una sonrisa, contando esta historia con referencias a figuras clásicas medievales como Hildegard von Bingen, Dante Alighieri o San Francisco de Asís, dando al juego cierto rigor histórico pero siempre edulcorado con el humor escatológico más absurdo y pueril.

Duelos tácticos en 2D

A diferencia de la gran mayoría de juegos de estrategia táctica por turnos, Inkulinati utiliza escenarios en 2 dimensiones como los que podéis apreciar en las capturas. En realidad, el escenario es el propio manuscrito donde nosotros y un Inkulinati contrario dibujamos a nuestras unidades. Y aquí está el meollo de la cuestión: las bestias que dibujamos -nuestras unidades- y el rol que representan en batalla junto con la movilidad en escenarios de vista lateral.

Nuestras bestias también representan algunos cánones católicos, pero siempre desde un punto de vista de lo más irreverente. Gatos obispos que pueden convertir en herejes a las unidades que les golpean, haciendo que esas unidades se vuelvan más vulnerables al daño en el siguiente turno. Perritos santurrones con un halo angelical en la cabeza que les da un modificador a la precisión y al daño, entre otros como diablos que castigan a las demás bestias infligiendo sangrados con sus flagelos.

El imaginario colectivo está muy vinculado al elemento religioso medieval, pero resultando muy llamativo a nivel visual y divertido por las posibilidades tácticas que ofrece el juego.

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Y es que los escenarios en 2D cambian la estrategia, pues dicen adiós al movimiento tridimensional de unidades sin renunciar a la importancia del juego posicional. Cada una de nuestras unidades tiene dos acciones por turnos, por lo general una de movimiento y otra de acción. Las espadas, lanzas y arcos clásicos de la época se combinan con habilidades propias de cada unidad de lo más divertidas. El adorable conejito que enseña su trasero y provoca jaquecas obliga a las unidades afectadas a escoger una sola acción, pues no podrán utilizar ambas en el mismo turno.

El esqueleto típico sacado del Infierno de Dante que propaga la peste y pone a bailar a tus unidades, que se moverán aleatoriamente en el turno siguiente. Por no mencionar de nuevo al burro que, literalmente, «toca la trompeta con el ojete». Y así muchos más, pues existe un buen número de bestias diferentes y saber combinarlas es clave para la victoria.

Por supuesto, dibujar a nuestras unidades tiene un coste: la tinta. Nuestro Inkulinati tiene cierta cantidad en su tintero al principio del combate, y se irá recuperando según sucedan los turnos si nuestras unidades son capaces de acabar dicho turno sobre un manchurrón de tinta.

Además, nuestro Inkulinati puede llevar equipados ciertos amuletos que dan ventajas, como golpear unidades cercanas o recibir algunas gotas de tinta cuando una de nuestras unidades muera -que por cierto, solo podemos dibujar un máximo de 5 a la vez-.

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Luego están las acciones manuales, pues nuestro Inkulinati también es una figura jugable. En su turno, no solo dibujamos nuestras bestias, podemos agotar todas sus acciones tales como mover unidades amigas y enemigas para ganar ventaja, despertar a una bestia -pues cuando estas terminan su turno se echan un siesta- para ganar un turno adicional, así como dibujar un caldero de potaje en una ubicación para hacerlo estallar.

Lo cierto es que hay muchas posibilidades, y la combinación de bestias, amuletos y acciones manuales convierten a Inkulinati en un juego más complejo de lo que parece a simple vista.

Luego están los propios escenarios de batalla, que recuerdan a clásicos como Donkey Kong por el uso de escaleras para subir a otras plataformas. La estrategia cambia, pues algunas unidades son capaces de volar -esas palomas mensajeras dan mucho por saco-, otras como los lanceros pueden atacar a unidades que se encuentren en un piso superior o inferior, y así muchos ejemplos.

Es muy interesante que, si una unidad cae por un lateral, muere instantáneamente. Y algunas bestias son capaces de empujar a otras con cada golpe, así que mucho cuidado con eso.

Un tintero medio vacío

A pesar de que Inkulinati nos ha encantado, nos ha decepcionado no contar con más modos de juego que alarguen la duración o propongan otros retos -completar una campaña nos ha llevado 8h, por cierto-.

Aparte del modo campaña, tenemos el modo Duelo, que nos enfrenta a otro Inkulinati en batallas que podemos configurar a nuestro gusto eligiendo el escenario, el rival, las bestias, etc.

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El modo multijugador queda relegado a eso, y solo en local. Y aunque agradecemos mucho poder compartir estas absurdas y divertidísimas batallas con un amigo o familiar desde el sofá, nos habría gustado tener acceso a un modo online. Tal vez esta es la única pega considerable que podemos ponerle al juego. Los escasos modos de juego pueden restar algún punto, aunque la rejugabilidad sea alta.

Sin embargo, Inkulinati es un juego muy especial. Su atrevimiento y la cantidad de tonterías que vemos turno a turno, su inteligente sistema de combate y su diseño artístico único y peculiar lo convierten en una rara avis dentro del género. Está disponible en formato digital en PS5, Xbox Cloud, PC y Switch eShop.

Tanto si eres fan del medievo como si no tienes ni pajolera idea -como nosotros- pero te gustan los juegos tácticos, Inkulinati puede darte unas cuantas horas de juego, pero sobre todo auténticas carcajadas.


Enlaces de interés

Daniel F.

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