Dawn of Fear Análisis para PS4 y PC – Review – Valoración – Un homenaje español al survival horror más clásico
Un equipo de cuatro personas da forma a esta propuesta clásica con limitaciones, pero eficiente a la hora de satisfacer a un público tradicional
La sombra de Resident Evil sigue siendo muy alargada cuando hablamos de definir las reglas del survival horror clásico. Muchos han seguido su camino a lo largo de los años, pero pocos han logrado distanciarse por completo y ofrecer un producto con personalidad única.
Y es que ya hemos hablado en varias ocasiones de que, sin ser el primero que acogió las mecánicas esenciales que dan sentido al género, Resident Evil se erigió como el principal estandarte y a día de hoy sigue siendo el indiscutible rey del survival horror.
Sin embargo, es un gusto y un privilegio disfrutar de su legado en forma de nuevas propuestas de grandes compañías que aportan su granito al género, como The Evil Within, Dead Space o The Medium; así como también de propuestas puramente nostálgicas que apuestan por el homenaje, como Daymare: 1998, o el título que nos ocupa, Dawn of Fear.
Nueva mansión, mismos pasillos
Humilde y lleno de cariño hacia la creación de Capcom, este título nacido en España ha contado con apenas media docena de desarrolladores y el respaldo de PlayStation Talents, y podemos definirlo en pocas palabras: breve, encantador, torpe y satisfactorio.
Llegó al mercado digital el pasado 2020, y ya formó parte de PlayStation Plus (en PS4) como título gratuito en uno de sus meses, pero también podemos encontrarlo en Steam. Dawn of fear no es un juego para todo seguidor de los juegos de terror, sus mecánicas anticuadas satisfacen a quienes han crecido con los primeros títulos del género y se sienten toscas a cada paso que damos.
Hay que acercarse a esta propuesta con cierto nivel de permisividad, pues es un juego muy humilde que no innova ni borda sus apartados técnicos o jugables, pero sí que logra dejar un buen sabor de boca tras las 3 horas aproximadas que puede brindarnos, gracias a la nostalgia y unas señas de identidad que siempre nos llevarán a épocas de ensueño.
¿Resident Evil o Alone in the Dark?
Nada más comenzar la aventura, tendremos esa sensación de deja vu que nos dejan aquellas propuestas tan directamente inspiradas en un producto icónico. Nos pondremos en la piel de Alex (cuyo aspecto recuerda al de Edward Carnby de Alone in the dark), que sufrió un accidente cuando tenía 20 años en el que perdió a su padre y a su hermanastro.
Cinco años después, su madrastra se ha quitado la vida y él se ve obligado a volver a la casa familiar. Cuando llega allí descubrirá el horror que se ocultaba entre aquellas paredes: estudios de nigromancia y seres de otro mundo.
El título no pierde tiempo en presentaciones, su puesta en escena va en consonancia con la envergadura del proyecto. No encontramos ni escenas cinemáticas ni voces en los pocos diálogos que dan pie a nuestro arranque, y en apenas un minuto estaremos deambulando por las primeras estancias de la mansión.
Con un planteamiento de cámaras fijas, iremos descubriendo qué habitaciones están abiertas y cuáles son inaccesibles por el momento, guiándonos directamente hacia una localización concreta en la que encontraremos el inicio de la pesadilla de Alex.
El escenario principal es muy Mansión Spencer, y los chicos de Brok3nsite se las ingenian para que luzca bastante bien, señorial y cuadrando unos planos que le sientan estupendamente. El punto de partida argumental también puede recordar a la esencia de Alone in the Dark, dejando claro que el ADN de esta pequeña obra es survival horror de pura cepa.
Tras nuestro encuentro con el primer zombi (todo un homenaje a las circunstancias en las que ocurría en el primer Resident Evil), deberemos volver al hall principal, donde veremos que nuestro acompañante ha sufrido un… accidente, y estamos encerrados en la mansión hasta resolver sus misterios.
Empieza la magia… y también los problemas
Aquí comienza la chicha del juego. Encontraremos una pistola y tocará ir avanzando, abriendo puertas, encontrando sus correspondientes llaves, derrotando a zombis y resolviendo puzles de un nivel bastante aceptable en cuanto a ingenio y elaboración.
Como decía al empezar el texto, cualquier amante de la fórmula clásica de survival horror y los primeros Resident Evil se verá envuelto en el título sin apenas esfuerzo. Pero como también he comentado, hay que saber perdonar su discreto apartado técnico, pues queda muy lejos de cualquier estándar actual.
En cuanto empiecen a llegar los enemigos (más bien escasos y bastante espaciados en los primeros compases) comprobaremos que las cámaras nos van a jugar más de una mala pasada, por los bruscos cambios de control según el ángulo en el que estemos, algo típico de la época que ya no hace tanta gracia en estos tiempos.
Sus controles se sienten torpes, siendo más prudencial evitar en todo lo posible el combate (también por la escasez de munición) que hacer frente a los zombis, pues una mala medición de la distancia puede hacer que nos alcance un enemigo y eche a perder la salud, porque o somos muy débiles o ellos son muy letales.
También se echa en falta algún tipo de mapa, pues, aunque el título sea breve, es fácil perderse entre escaleras y puertas similares; tampoco ayuda que haya nulas indicaciones en nuestro inventario sobre para qué sirve cada objeto que encontremos (las llaves se parecen unas a otras demasiado), aunque debo decir que el menú del juego, simulando una libreta, es muy interesante.
Su fuerte: el homenaje al género
Sus escenarios, como debe ser en este tipo de propuestas con cámaras fijas, son lo que más me ha gustado del conjunto, con algunas estancias realmente bien ejecutadas, llenas de detalles y muy atmosféricas. Sacan aún más partido gracias a los planos elegidos para las salas donde hay que resolver algún puzle o se busca enfatizar la longitud de un pasillo, pues dan teatralidad y un aire sofisticado.
Pasando a sus puzles, son suficientes pero no demasiados como para que supongan el componente central en la jugabilidad, y salvo alguno en la parte final, no suponen mucho desafío. Son agradables, pero sobre todo clásicos, pues implican tableros de ajedrez, cuadros y hasta un piano, ¿os suenan esas referencias?
Dentro de los homenajes a Resident Evil, me ha gustado mucho la forma en la que guardamos la partida, única forma de hacerlo, pues carece de puntos de control automáticos, mucho ojo. No hay máquinas de escribir, pero guardaremos usando velas y candelabros repartidos por el escenario. Las veces que podemos usar cada una dependerá del número de velas que tenga encendidas, lo que me ha parecido muy ingenioso a la hora de gestionarnos.
Y no puedo olvidarme de mencionar, dentro de los combates, lo estudiados y originales que resultan los jefes finales repartidos por cada sección. Hay un buen número dada la corta duración del título, y una vez más, los escenarios brillan junto a unas mecánicas bien diferenciadas del resto de enemigos.
Apartado técnico y sonoro
Como ya he comentado, técnicamente, Dawn of Fear no pretende estar a la altura de propuestas estándar, pero se esfuerza por ofrecer un conjunto agradable a la vista, reconocible para el jugador, con la intención de llevarlo a una nostalgia difícil de rechazar.
Las animaciones, tanto de Alex como de los enemigos, sí que están un paso por detrás del resto del conjunto visual, y el control no responde siempre como debiera, lo que nos hará desconfiar de las distancias para no tener un susto al intentar acabar con los enemigos, es algo impredecible.
Su apartado sonoro da un salto de franquicia para asemejarse a otro de los grandes puntales del género, Silent Hill. Sus pocos temas cuentan con una inspiración clara, utilizando el mismo tono grunge melancólico que impera en las obras del Team Silent.
Las melodías de Dawn of Fear nos acompañan en todo momento, rompiendo, bajo mi punto de vista, la tensión que debe reinar en un juego de exploración y terror, quizás para enmascarar la falta de efectos FX de mayor calidad o voces en el conjunto (solo los enemigos cuentan con algunos sonidos). Si optamos por bajar el volumen de la música, la atmósfera se verá favorecida.
Conclusiones
A pesar de todo lo mencionado dentro de su parte negativa, el balance, para un amante del survival horror clásico como yo, es positivo, y alcanzar el final deja un buen sabor de boca. Su brevedad resulta clave para lograrlo, pues con concentración y yendo al grano, incluso se puede superar en dos horas escasas.
La historia avanza a través de documentos y pocas secuencias al arranque y al final, y ese toque de buscada discreción hace que el misterio gane terreno, eso le sienta estupendamente al conjunto.
Dawn of Fear cuenta con mucho amor hacia el survival horror, y detalles como que nuestro inventario, representado como un diario, se vaya llenando de sangre según nos hieren, o la forma de guardar la partida, hacen que vayamos jugando con una sonrisa en la boca. Misión cumplida.
Si sabemos perdonar su discreto apartado técnico y las carencias jugables típicas de un juego de sus características (y ese pico de dificultad que podremos apreciar en la parte final y te las hará pasar canutas…), el homenaje a la Mansión Spencer que han cuajado resulta de lo más encantador, y perfecto para jugar de una sentada con amigos en una de estas noches cercanas a Halloween.
Solo hace falta paciencia y tener una mirada nostálgica para darse cuenta del mimo con el que se han ideado cada una de las estancias que nos aguardan en esta mansión llena de magia negra.
Enlaces de interés
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