Aniversario: Análisis Retro VANDAL HEARTS PSX
Uno de los jrpg de estrategia más recordados de Saturn y PSX cumple años, y queremos celebrarlo con un pequeño homenaje
A todo amante del JRPG le resultará sencillo retrotraerse a una de las épocas doradas del género: la década de los noventa. En ella, el género proliferó hasta diversificarse y crear subgéneros para todos los gustos, desde la acción hasta el combate táctico.
Hoy queremos hacer un viaje a aquellos maravillosos años alejándonos de las propuestas más populares o franquicias que ya comenzaban a despuntar en todo el mundo, como Final Fantasy de SquareSoft, y nos centraremos en Konami, que asomaba cada vez más por el género rey en Japón con propuestas de lo más interesantes como Vandal Hearts.
Parece mentira, pero ya han pasado más de dos décadas de su lanzamiento, que fue el 25/10/1996 en Japón y en occidente, unos meses después (en España tuvo lugar el 1/6/1997).
Esta propuesta, que contaba con una potente trama política y elementos tridimensionales para su puesta en escena, supo ganarse un lugar entre los títulos tácticos más destacados de la época, llegando a recibir una acogida lo suficientemente satisfactoria como para que Konami lo convirtiese a la maltrecha Saturn (publicando en 1997 una versión exclusiva para el mercado nipón) y materializar rápidamente una secuela que nos llegó, por suerte, con textos en castellano.
Pero en estas líneas nos centraremos en el nacimiento de la saga: una primera toma de contacto que, a través de unos ingredientes ya conocidos para los familiarizados con el género, nos dio una receta nueva y dotada de la suficiente personalidad para distanciarse de propuestas similares.
El punto de partida de Vandal Hearts
Vandal Hearts nos hablaba de grandes reinos, rivalidades políticas y levantamientos rebeldes en contra de la República que domina el continente de Sostegaria (territorio que volveríamos a visitar en una precuela tardía que comentaremos más adelante).
Nosotros nos colocábamos en la piel de Ash Lambert, un soldado del tercer batallón de las Fuerzas de Seguridad de Ishtar, muy avispado y con un gran olfato para detectar problemas.
El punto de partida de la aventura nos emplaza directamente en el campo de batalla, participando de una escaramuza llevada a cabo por Ash y los suyos en la que seremos testigos de una conspiración en los niveles más altos del gobierno.
A pesar de las evidencias, nadie parece hacer caso a sus advertencias, de manera que tomará cartas en el asunto y empezará a investigar, junto a sus compañeros de batallón, esos malignos planes para restablecer el orden en la nación.
Quizás, por tratarse de una propuesta táctica, y hablando de la época en la que nos situamos, cabría esperar que su trama se desarrollase de forma desdibujada y dejando todo el peso de la propuesta a los combates; pero lo cierto es que no fue así, ya que desplegaba una trama muy elaborada con múltiples giros de guion, traiciones, muertes inesperadas, grandes diálogos y personajes bien desarrollados, completando un conjunto con donde se integraba a la perfección con el apartado jugable.
Arquitectura de vanguardia
Siguiendo con sus puntos fuertes, los escenarios gozaban de una presentación variada y compleja para la época, echando mano de unos entornos tridimensionales muy vistosos, ornamentados de elementos decorativos (no accesibles, eso sí) como casas, árboles o ríos que debíamos tener en cuenta a la hora de movernos por las cuadrículas y elaborar nuestras estrategias. Podíamos controlar la cámara para manejarnos en varios ángulos y disfrutar de una visión completa de la situación, siempre, eso sí, desde un punto de vista isométrico.
El objetivo de cada etapa variaba según el momento de la trama, pero de forma general, requería acabar con todos los enemigos del mapa, de uno concreto, o de llegar a cierto punto, siempre teniendo en cuenta que ciertos personajes podían morir, perdiéndolos de forma permanente o debiendo rescatarlos, según el caso.
Dichos personajes se presentaban en forma de sprites 2D, dibujando un contraste con los escenarios muy llamativo. La forma de hacer frente a los combates nos dejaba con un turno completo para cada bando, pudiendo realizar todas las acciones de un personaje de una vez, o dividirlos.
Y como es habitual en este tipo de juegos, se nos iban uniendo personajes a la causa que se engloban en las siete clases disponibles con sus propias habilidades: Espadachín, Armadura, Arquero, Caballero, Monje, Mago y Clérigo.
El poderío sonoro de una leyenda
Aunque su apartado visual/artístico convenció por la gran variedad de escenarios y detalles, el apartado que mejores críticas cosechó fue el sonoro, cuyos estupendos efectos FX y melodías acompañaban magistralmente a la narrativa, dotando al conjunto de un empaque épico.
No es de extrañar, pues Konami incorporó al equipo sonoro a miembros de la compañía con experiencia en el género, destacando el nombre de Miki Higashino, principal artífice del sonido en las primeras entregas de la saga Suikoden (una de las debilidades de este humilde aficionado al rol).
Y como curiosidad final, os contaremos una de esas anécdotas simpáticas que Konami solía dejarnos en algunos de sus juegos. Esta en particular la encontramos en el mítico Metal Gear Solid de PlayStation: cuando Solid Snake debía enfrentarse Psycho Mantis, y “accedía” a nuestra tarjeta de memoria, si existía un save de Vandal Hearts, nos soltaba comentarios del tipo “así que te gusta jugar a Vandal Hearts… ¿no?”, tal y como pasaba si habíamos disfrutado de otras obras como Castlevania: Symphony of the Night, Suikoden o Azure Dreams. Como para que no te pusiera los pelos de punta en aquella tierna e inocente década.
El descenso a los infiernos de la franquicia
El camino de la franquicia se las prometía muy esperanzador, y como decimos, Vandal Hearts 2, a diferencia de su primera entrega, fue traducido a muchos más idiomas, entre los que estaba el nuestro. Pero, tras una acogida más bien fría, tras esa entrega tendríamos que esperar más de una década para volver a situar en el mapa a la franquicia, y tristemente con un título menor, Vandal Hearts: Flames of Judgment, destinado al mercado digital (2010, PlayStation Network y Xbox Live Arcade).
La obra fue desarrollada por Hijinx Studios, un equipo estadounidense que contó con la propia Konami como respaldo, y que, aún así, pasó completamente desapercibido volviendo a dejar a la saga en el olvido.
En definitiva, Vandal Hearts es uno de esos títulos que podríamos considerar parte de la época dorada de Konami, cuando la compañía era capaz de sorprender con nuevas propuestas y arriesgaba comercializando a nivel mundial géneros que aún no se dejaban ver habitualmente fuera de Japón.
En una época en la que consolas como Nintendo Switch están echando mano de grandes joyas JRPG para darles una nueva vida, nos gustaría pensar que hay una puerta abierta para que Vandal Hearts y su secuela puedan tener un resurgir al estilo de la saga Mana a través de remakes (Secret of Mana, Trials of Mana), o de remasterizaciones y recopilatorios como los vistos con Grandia.
Mientras llega ese momento o no, desde aquí le deseamos un feliz aniversario a uno de los títulos más notables y desconocidos del enorme catálogo de PlayStation.
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Un comentario en “Aniversario: Análisis Retro VANDAL HEARTS PSX”
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Un muy buen juego sin duda, buen post, un saludo 😀