Iron Lung Análisis Nintendo Switch (eShop), Steam – Review – Opiniones – Reseña
Un submarino recreado con estética low poly es el contexto de este breve indie de terror
Uno de los sucesos que más ha dado que hablar a nivel mundial en este 2022 ha sido, sin duda, la tragedia del sumergible Titan. Durante días, medios de comunicación y redes sociales especularon con el terrible desenlace de los pasajeros. Unos momentos donde, cómo no, el morbo también hizo acto de presencia entre teoría y teoría.
En medio de ese escenario, con cadenas de televisión recuperando películas de submarinos (tal como sucedió en España con la erupción del Cumbre Vieja y las reposiciones de Un pueblo llamado Dante’s Peak) y los foros echando humo con los expertos de sillón que nunca faltan, un videojuego ambientado en las profundidades del océano experimentaba un pico de ventas por el efecto boca-a-boca: Iron Lung.
Su propio creador, David Szymanski, confirmaba este repunte y lo comentó en redes sociales. Hay que insistir en que, para ser justos, ni su obra ni su actitud tuvieron un carácter oportunista dentro del contexto del Titan. Fue exclusivamente la (mórbida) curiosidad del público la que benefició comercialmente al título, pues Iron Lung se comercializó a primeros de marzo de 2022.
¿De qué trata Iron Lung?
Traducido literalmente como pulmón de acero, es un término que alude a máquinas de respiración mecánica actualmente en desuso, por haber sido reemplazado por otras menos invasivos. Consiste en un cilindro donde cabe la persona excepto su cabeza y se cierra herméticamente. Morfológicamente se asemeja a un submarino, lo que le viene que ni pintado a una historia como ésta.
Iron Lung nos pone en la piel de un preso al que el gobierno premiará con su libertad si encuentra vida en una luna extraterrestre. El lugar es un océano de sangre y podría acoger recursos para la propia supervivencia de la humanidad, la cual está en una situación límite con todos los planetas habitables arrasados.
Todo esto se nos explica, en inglés, en una breve secuencia de textos nada más arrancar Iron Lung. El juego te mete de lleno en situación tras una escena de inmersión hacia el fondo de esa siniestra luna de sangre de la que nunca veremos nada que no sea las profundidades.
Todo transcurre en primera persona con gráficos estilo 32 bits, recuperados de la gloriosa etapa PlayStation 1 y Sega Saturn, con sus formas arcaicas y poco definidas a punto para la ocasión.
¿Cómo se juega a Iron Lung?
Nuestra misión será desplazarnos hacia un mapa del que tenemos varios puntos señalados y realizar fotografías del lugar con las que acreditar la presencia o no de vida. El modo de llegar hasta ellos será marcar en el panel de mando las coordenadas con las teclas arriba, abajo, izquierda y derecha. Cada pulsación en una de las teclas moverá, dependiendo de cuál, la cápsula hacia los laterales, el fondo o la superficie.
Aquí es donde comienzan los agobios. Hay un tiempo límite para recorrer todos los puntos del mapa, pues el oxígeno de la embarcación es limitado. Por otra parte, si desciendes o subes bruscamente, el submarino se resquebrajará por la presión. También, desplazarnos hacia las coordenadas supondrá evitar los obstáculos del fondo de ese océano. Y con suma cautela, puesto que un golpe fuerte o rozarnos varias veces también destrozaría la cápsula.
Por si todo esto fuera poco, en ningún momento veremos nuestro entorno, todo el rato contemplaremos el panel de mando. La única manera de ver qué hay a nuestro alrededor será haciendo fotografías. Las cuales, por otra parte, irán volviéndose más y más perturbadoras conforme avancen los acontecimientos, tal y como cabría esperarse en un relato tan cercano a los cánones del horror cósmico…
Duración, precio e idioma
Iron Lung se vende a 4,99 € en las tiendas digitales de Nintendo Switch (eShop) y de Steam. A precio de oferta, como ya ha podido encontrarse en rebajas puntuales, puede adquirirse a 1,99€.
El título tiene una duración aproximada de unos 75-90 minutos la primera vez que lo juegues, entre que te familiarizas con las mecánicas y pagas la novatada de no calcular bien la distancia con los obstáculos de las profundidades. Afortunadamente hay abundantes checkpoints (automáticos, no son manuales) y te suelen colocar muy cerca en el tiempo de la última acción importante que has completado.
Los textos están en inglés con relativo nivel de complejidad, por lo que sería necesario dominarlo con cierta fluidez para enterarte de los mensajes que recibes por radio y las propias reflexiones del personaje. El final es tan explícito que no necesita de traducciones.
Conclusiones: ¿Merece la pena Iron Lung?
Definitivamente me pareció una producción decepcionante. No estoy diciendo que sea mala ni tampoco que no le reconozca su originalidad y su empeño en ofrecer algo diferente. Simplemente, no conecté con la propuesta.
Mis expectativas por ser un título de Szymanski, autor del shooter de culto Dusk (un gran homenaje a clásicos de la acción en primera persona como Doom, Wolfenstein o Exhumed que os recomiendo si no lo conocíais) estaban muy elevadas, y Iron Lung no tiene la culpa de eso.
Para mí, su fallo es su excesiva simplicidad, tanta que la hora y pico de duración se vuelve repetitiva mucho, mucho antes que tensa. Es un suspense denso, espeso y claustrofóbico con una interesante puesta en escena low poly, pero tan tedioso que echa por tierra la ambientación. El epílogo, por otro lado, tampoco ayuda por lo trillado y facilón que resulta.
Seguramente a muchos os resulte divertido jugar su propuesta, y os compensará echarle paciencia a los desplazamientos abarrotados de trabas hasta llegar a la siguiente e inquietante fotografía. Pero a mí, esta vez, no me han convencido.
Me falla lo rudimentario y extremadamente básico de su conjunto, y no me sirve el pretexto de ser coherente con su presentación low poly. Hay una simpleza en todo el conjunto, en el cómo y en el qué, que pierde todo el interés enseguida. Y si algo han demostrado los low poly de terror es que son de todo, menos aburridos y simplones.
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Trabajo en el campo de la Psiconeurología, la salud y la accesibilidad. Malagueño. Más de Bram Stoker que de Tolkien, más de Lynch que de Spielberg y más de Nintendo que de Sega, pero no me hagáis elegir. Mi primera consola fue la Game Boy con el Tetris, y aquí seguimos. Formato físico siempre.
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