Análisis SALT & SANCTUARY

Convincente metroidvania que traslada con fidelidad el espíritu Souls a las dos dimensiones

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Únicamente un par de creativos se ha encargado de elaborar Salt & Sanctuary: el matrimonio formado por Michelle y James Silva, literalmente una pareja de entusiastas del mundillo –se prometieron en directo en pleno PAX 2009-.

Hay que serlo bastante y, además, tener mucho talento para adaptar con éxito una mecánica 3D a un planteamiento bidimensional, saliendo con la cabeza alta.

El dúo, que ya apuntaba maneras en The Dishwasher y su secuela (2009, 2011), sorprendió a propios y extraños en 2016 con su particular recreación de Demon’s Souls/Dark Souls.

Manteniendo el gusto de sus anteriores trabajos por un estilo artístico cómicamente grotesco (similar a una viñeta gore), el tándem de Ska Studios lanzaba para Vita, PC, PlayStation4 y ahora Switch un sólido action rpg rebosante de secretos, estancias interconectadas y una elevada dificultad donde el más mínimo error descontaba sales, el equivalente a las almas en las franquicias de From Software.

La fórmula metroidvania demostraba, por enésima vez, ser infalible a la hora de atrapar al jugador con incontables portones a descerrar, rutas laberínticas e ítems progresivamente poderosos, pero cimentándose en el concepto Souls de regresar al lugar (o enemigo) exacto donde nos derrotaron, si no queremos perder la experiencia acumulada.

La traslación, por un lado, no se conforma con sólo adjudicarse esa rutina jugable: las similitudes alcanzan a un prólogo con final boss, el parámetro de estamina, la reaparición de enemigos tras descansar, múltiples desenlaces completamente vacuos por prescindir (también) de trasfondo narrativo, una organización y acceso al inventario homólogos a sus referentes, la firma de pactos con las pertinentes ventajas/desventajas y, por supuesto, un “tira-y-afloja” constante entre nuestra paciencia y el juego.

Porque, al igual que los Souls, avanzar es cuestión de maña. Hay que observar, ser cauteloso y no precipitarse en los movimientos: no sucumbir en una emboscada o ante un jefe final dependerá más de unos nervios de acero que de la fuerza bruta e imprudente, de forma que la experiencia se volverá rápidamente frustrante para los menos pacientes.

Salitre en Zebes

Sin embargo, Salt & Sanctuary abre una brecha de diferenciación jugable con Boletaria que podría parecer, de inicio, poco trascendental: la capacidad de saltar.

Ya adelantaba que el título se estructura como un metroidvania francamente satisfactorio, al condimentar –ya que hablamos de sal- el desarrollo rpg con numerosas secciones de plataformas, algunas de dificultad sádica por la precisión y los reflejos exigidos.

Ska Studios estruja inteligentemente las posibilidades de este añadido, rizando el rizo a través de segmentos boca abajo, enemigos de varias plantas de altura e ingeniosas trampas basadas en los desniveles del terreno.

El resultado no da tregua al aburrimiento y satisfará a los amantes de los retos complejos y profundos, que además deberán lidiar con el mercadeo de oro para acceder a ciertas prestaciones, la distinta funcionalidad de los refugios respecto a los santuarios, o un tablero donde customizar los valores (fuerza, energía, etc.) y las habilidades propias de cada clase –como empuñar armas concretas-, condensando un engranaje denso y milimétricamente cuidado.

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Por desgracia, no puede decirse lo mismo de la traducción al español, que se añadió en las semanas posteriores a su estreno y es muy defectuosa; un mal menor teniendo en cuenta, como apuntábamos, que no se ofrece un guión como tal, sino una serie de diálogos escuetos e insustanciales.

Tampoco resulta afortunada la elección de tonos y contrastes del apartado técnico, frecuentemente tan saturados que complican la visibilidad; la pantalla de Vita y el modo portátil de Switch se muestran especialmente afectadas por esa opacidad tan espesa, entorpeciendo la localización de cepos y caminos. Es mucho más recomendable, sin dudas, jugar en monitor.

8.0 TOTAL SCORE
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Conclusiones

Con opciones multijugador local, una duración para lograr el 100% próxima a las 30 horas y un sentido de la veneración a la saga Souls que podría confundirse con el plagio más descarado, Salt & Sanctuary recuerda que, hasta para imitar, hay que tener valía.

Si bien conformarse con colocar a Demon’s Souls en Symphony of the Night habría bastado para materializar una propuesta atractiva, se ha escogido enriquecer el total con mecánicas que tampoco son de cosecha propia, pero funcionan de maravilla.

Aunque sea en pequeñas dosis, el talento marca la diferencia entre lo corriente y lo formidable; o, como la sal que da nombre al juego, entre lo insípido y lo sabroso.


Valoración 8
PROS
  • Repleto de secretos, armas, hechizos… Con los que atrapar al jugador
  • La fusión de dinámicas metroidvania y souls
  • Largo, complejo y con un tablero de desarrollo muy versátil
CONS
  • Hereda la falta de interés en proponer una historia
  • La delgada línea entre admiración por los Souls y “copia-y-pega” en demasiados momentos
  • Falta pulido en detalles jugables y estéticos

Enlaces de interés

Sergio Díaz
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