haunted house portada

Haunted House de Atari (1982) Retro Análisis – Review: ¿El verdadero primer survival horror de los videojuegos?

Rebobinamos muy atrás en el origen del survival horror para recuperar este clásico del Atari 2600, que regresa en forma de remake con renovadas mecánicas roguelite

Te acordarás seguro del menú de inicio de Resident Evil. Lo acaparaba un ojo presa del pánico (en el caso del primer juego, perteneciente al “actor” que hacía de Chris Redfield en aquella intro maravillosamente casposa), saliéndose casi de su órbita por el horror del que es testigo… Un recurso visual explícito, contundente y muy del gusto del giallo de pura cepa (vertiente que también participa en el cóctel de influencias que es Resident Evil), como encontramos en Tenebre de Dario Argento, largometraje de 1982. Curiosamente, es el mismo año en que debutó el videojuego editado por Atari Haunted House, un proyecto realizado por una única persona -James Andreasen- a lo largo de 1981.

Su impacto dentro del mundo de los videojuegos se materializaría en sendas influencias en la reimaginación del terror interactivo, impulsada por Alone in the Dark en 1992 y consolidada por el citado Resident Evil en 1996. Sin embargo, nunca obtendría las cotas de éxito y popularidad de esos discípulos aventajados, aunque lo intentó con un relanzamiento en Wii y Xbox Live Arcade, y con una reinvención subtitulada Cryptic Graves (2014) que pasó totalmente desapercibida.

Y ahora lo intentará de nuevo con un remake que lo convierte en un roguelite desenfadado y alejado de aquel terror espeso y pionero de 1982 que dejaría su impronta en el miedo interactivo. Porque ¿creíais que ese ojo aterrorizado del menú inicial de Resident Evil estaba puesto por casualidad?

Encerrados en un caserón: ¿te suena?

Haunted House ya adelantaba, un cuarto de siglo antes de sus sucesores espirituales, las fórmulas del survival horror más genuino: exploración, atmósfera opresiva e indefensión/desventaja ante los enemigos.

El objetivo era reunir las tres partes de una urna mágica que desbloqueaban la puerta de la mansión donde estábamos encerrados. Éstas venían dispuestas de forma aleatoria a lo largo de 24 estancias, repartidas a su vez en cuatro plantas con idéntica disposición: una cuadrícula de 2×3. Cada pieza de la urna, una vez localizada, debía colocarse en el vestíbulo de una en una (nada de portar ítems ilimitadamente).

Esto obligaba al jugador a estar concentrado y memorizar los pasos dados en cada habitación. Jugando en la dificultad estándar, la mansión se encontraba a oscuras y sólo podíamos iluminar una pequeña porción a nuestro alrededor con cerillas, las cuales se apagaban con la presencia de monstruos cercanos.

Y es que, cómo no, la casita tenía sorpresa como los huevos kinder, y estaba atiborrada de murciélagos/vampiros, un fantasma con la manía de perseguirnos (incluso atravesando paredes en la dificultad máxima) y arañas gigantes.

Recibir un único toque nos hacía perder una de las 9 continuaciones con que contábamos -curiosamente, mismo número para los niveles de dificultad-. Pueden parecer muchas, pero Haunted House no daba cuartel ya desde los niveles bajos-intermedios. Había muchos enemigos que esquivar, muchas estancias demasiado parecidas que memorizar para no perderse y no dar vueltas en balde, llaves escondidas en la oscuridad que abrían determinadas puertas…

En ese sentido, Haunted House fue un pionero en toda regla al construir una atmósfera densa y amenazante de principio a fin, obligando al jugador a explorar de arriba abajo el recinto en que estaba encerrado y afrontar los peligros ocultos en él.

Y no es que no hubiese propuestas similares por aquel entonces (Adventure de Warren Robinett se puso a la venta en 1980), pero no apostaban por el tono tétrico e insidioso del que hacía gala Haunted House, donde teníamos como avatar protagonista un par de ojos de lo más desconcertantes.

Una encantadora casa encantada

Estos ojos, por cierto, tienen unas anécdotas bastante curiosas. Por ejemplo, pertenecen al abuelo de los dos niños protagonistas de la reimaginación de Haunted House, centrada en la búsqueda del protagonista del primer juego. Es la única entrega en presentar esos ojos como personaje controlable todo el tiempo, lo que deja al título original como la más extraña e inquietante de todas las entregas.

Ese toque sobrenatural se reforzó con la inclusión, a modo de epílogo, de una pieza musical prácticamente calcada del tema principal de La dimensión desconocida (1959), uno de los programas de misterio más famosos de la historia de la televisión.

Sin embargo, la anécdota más curiosa de esos ojos no tiene relación con el desarrollo del juego en sí, sino con su portada. Iba a ser una fantástica ilustración de Steve Hendricks pero, en los últimos compases antes de la distribución, el departamento de marketing de Atari exigió otra ilustración para la carátula. En la original, los ojos que copaban la portada coincidían con los senos de la mujer dibujada.

Así, se relegó la primera composición de Hendricks a cubrir el manual. Por cierto, haciendo un pequeño paréntesis, resulta simpática la historia desarrollada en el mismo. Como era habitual en la época, el lore y el contexto narrativo de muchos juegos se proporcionaba en las páginas de aquellos libritos, y Haunted House no fue una excepción.

La mansión tenía un espíritu errante atrapado en su interior, el malvado Zachary Graves, a modo de penitencia por todas las fechorías que había hecho en el pueblo, incluyendo robar la urna mágica que protegía la aldea. El relato en total guardaba algún parecido más que razonable con el estereotipo del personaje y el cuento del señor Scrooge.

haunted house gameplay

Con la portada relegada al manual, el artista realizaría obligatoriamente una segunda ilustración enfatizando la mirada y el toque siniestro de la propuesta, dejando claro que era un juego destinado a público adulto por la temática del contenido y la dificultad de los puzzles.

Esa mirada de terror de la ilustración recuerda, sospechosamente, tanto a ese menú de inicio de Resident Evil -del que hablábamos al arrancar este artículo- como a la portada japonesa con que se estrenó el juego el 22 de marzo de 1996…

¿Casualidad? Para nada. Sí que ese ojo aterrorizado también es un homenaje al giallo más Argento y al cine de zombis de George A. Romero, del que el creador de Resident Evil, Shinji Mikami, siempre se mostró admirador confeso. (Por cierto, dos estilos fusionados en el film codirigido por ambos directores Los ojos del diablo, en 1990, del que se extraen algunos parecidos estéticos similares con la obra de Mikami).

Sin embargo, el calado de Haunted House es definitivo en la instauración del survival horror tal y como lo conocemos, en cuanto observamos la presencia de detalles tan (poco) sutiles como esa limitación de inventario, el backtracking, la exploración y localización de objetos, la indefensión del personaje o la presencia de puzzles integrados con el propio emplazamiento. Hasta el Mr. X correteando por la comisaría de Resident Evil 2 recuerda al fantasma de Zachary Graves atravesando las habitaciones de Haunted House… Y hablamos de un juego incluso anterior al estreno de NES.

En resumen, había un conjunto novedoso de pautas de aventura e investigación envueltas en el suspense que potenciaría y diversificaría su sucesor espiritual, Sweet Home. O lo que es lo mismo, el paso previo a la posterior innovación 3D de Alone in the Dark y Resident Evil. Sería lanzado en 1989 para la Famicom de Nintendo y se convertiría en un punto de inflexión en la evolución de los videojuegos de terror.

Sweet Home de NES

Pero esa ya es otra historia. Una donde hay una película de terror de por medio que nunca salió de Japón, la mafia japonesa, un señor con un premio Oscar, un videojuego de culto que tampoco salió de Japón y tantísimos otros ingredientes… que mejor los lees en este otro reportaje. Que no sea por encantadoras casas encantadas.


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