Las Tortugas Ninja se pierden en ese batiburrillo de series de dibujos con doblajes latinos, cintas vhs, álbumes de cromos, yoyós y otros juguetes prehistóricos. Es decir, en ese rinconcito de la memoria más nostálgica por ser una conexión directa con la infancia.
Me acuerdo muy bien de cuando salí en 2002 de ver Spiderman de Sam Raimi, porque era la primera vez que veía algo semejante en el cine y si sumamos a eso cómo de impresionable puede ser un chico de once años, supongo que todo suma.