ANÁLISIS – FAST RMX

Exigente y ameno juego de carreras futuristas, perjudicado por la  escasez de contenido

Estímulo veloz 

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Wii U, esa consola estigmatizada por su mando tableta y la sombra de Wii, ha estado presente en Switch desde el comienzo de ésta, al trasladar buena parte de sus títulos a la nueva gallina de los huevos de oro de Nintendo: uno de los muchos ejemplos lo encontramos en Fast Racing Neo (Shin’en Multimedia, 2015), que se actualiza y amplía para la híbrida, añadiendo pistas y modalidades a una materia prima notable.

La propuesta, que nos trae automáticamente a la cabeza referencias clásicas como F-Zero (Nintendo, 1991), Extreme-G (Probe Ent., 1997) o WipeOut (Psygnosis, 1995), se esfuerza en innovar dentro de unas mecánicas que tienen poco margen para sorprender, y la verdad es que lo consigue.

En Fast RMX pilotamos unas naves antigravedad provistas de un turbo, cuyo proceso de regeneración está condicionado por dos factores: recolectar esferas de energía y hacer coincidir la luz de nuestro bólido con el mismo color de unas franjas, distribuidas por el circuito.

De esta forma, el juego exige, además de maña para controlar el vehículo a gran velocidad, de bastante concentración para alternar (con el botón X) entre los tonos azul y naranja y así usar las rampas, porque, de lo contrario, no se conseguirá plaza en el podio.

El diseño de fases recompensará la habilidad del jugador, ya que muchas de esas zonas de impulso están estratégicamente apartadas del trazo principal: por ello, nos veremos fuera de pista si no somos cuidadosos o, al revés, ganando unos segundos de ventaja si hemos sido suficientemente diestros.

Los numerosos errores que cometeremos nos “picarán” a hacerlo mejor en el siguiente intento, pues Fast RMX divierte a raudales por la combinación de frenetismo y las ventajas resultantes de maniobras peligrosas.

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Obstáculos a 1000 km/h

Más discutible es la implementación de trabas en las calzadas. Por si fuera poco con lo descrito, habrá que eludir rocas, motores, hélices, formaciones naturales y un sinfín de elementos que buscan frenarnos en seco; esta decisión, que suma una dosis extra de emoción a la carrera, aumenta por igual la complejidad general del juego, alejándolo definitivamente de quienes busquen un arcade fácil.

Y es que para ganar deberemos, en resumen, gestionar los turbos, rellenarlos de esferas energéticas, emparejar el color de nuestra nave con el de la zona de impulso, no salirnos de los límites del circuito y no estamparnos con los objetos que hay desperdigados por él… Muchos parámetros a tener en cuenta que no serán del gusto de todos los usuarios, aunque prevalezca la coherencia con el ADN hardcore de F-Zero, palpable en cada rincón del producto.

Es conveniente añadir que la nueva batería de recorridos respecto a Wii U riza el rizo en este sentido, generando una sensación de frustración demasiado frecuente. La dificultad de los últimos circuitos –incluyendo las variantes extra que llegaron como descarga gratuita- es todavía mayor, lo que, sin duda, agradecerán los amantes de los desafíos; pero, a gran parte de la comunidad -incluido servidor de ustedes- les parecerá excesiva.

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Fast RMX castiga, en general, muy severamente los tropiezos y al jugador poco valiente, porque los contrincantes (la IA es muy agresiva) nos dejarán atrás de inmediato; es más, un comienzo poco afortunado te dejará sin opciones para el resto de vueltas, porque los rivales no cometen errores.

Y viceversa, te encontrarás con ocasiones en las que, pese a haber realizado una carrera impecable, no habrás alcanzado al líder, dejando un sabor agridulce en lo referente al comportamiento de la CPU.

Pese a todo, insistimos en que el cóctel de reflejos, coordinación y habilidad funciona satisfactoriamente en Fast RMX, que se sitúa por méritos propios entre los títulos más destacados de la oferta digital de Switch. Además, la duración de las pruebas (nunca superior a los tres minutos) lo convierte en un juego especialmente disfrutable en formato portátil.

La parcela técnica está muy cuidada, con unos contundentes 60 frames tanto en modo dock como portátil; la resolución oscila entre 900 y 1080p para el primer caso, y los 720p para el segundo. No hay aparición súbita de elementos ni tirones; las únicas ralentizaciones las presenciaremos cuando nos estrellamos con algún objeto del escenario, pero son animaciones hechas adrede para resaltar el accidente –aunque pecan de pesadas-.

Por lo demás, es un juego técnicamente eficiente, presentando un apartado gráfico vistoso y fluido que transmite una impactante sensación de velocidad desbordada, que es de lo mejor del título; la experiencia desde la pantalla de la consola es fantástica y no tiene nada que envidiar a los resultados del gran WipeOut 2048 de PlayStation Vita (SCE, 2012).

Si bien continúan existiendo dientes de sierra -en muy baja proporción- y los entornos se perciben demasiado vacíos, disfrutamos a cambio de un trabajo en luces y estelas (motion blur) realmente elogiable, efectos climatológicos incluidos. Como curiosidad, el menú de opciones permite configurar aspectos gráficos, por ejemplo alterar la paleta de colores o utilizar la exposición HDR dinámica.

El apartado artístico de Fast RMX se inspira manifiestamente en WipeOut: el diseño de naves -15- es casi un calco; éstas también presentan características propias, para que el jugador tenga un amplio abanico donde escoger. Sin embargo, es uno de los apartados más conformista en líneas generales: los menús –íntegramente en inglés a diferencia de Fast Racing Neo- son simples, y los circuitos apuestan por temáticas trilladas, como nieve o desierto; hasta veremos gusanos de arena gigantes como los sarlacc de Star Wars Racer Revenge (Rainbow Studios, 2002).

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En definitiva, deja la impresión de que toma prestados demasiados elementos estéticos de otras licencias, complicando la constitución de una personalidad propia, al menos en este terreno. La música tampoco ofrece temas especialmente pegadizos, ciñéndose a aportar un ramillete (genérico) de composiciones de corte electrónico, que se amoldan al carácter enérgico del juego; de igual modo, los FX no son muy variados y ejercen sin más su función.

La duración del juego, aunque considerable, no es abrumadora. Consta de 30 circuitos – bastantes repiten múltiples tramos-, repartidos en diez eventos; superar los sencillos desbloquea los difíciles y más naves.

Alcanzado cierto número de torneos ganados, se accede al Modo Héroe, una eliminatoria inspirada en F-Zero, donde sólo vale quedar en primera posición; en esta vertiente, la dificultad se incrementa al unir los escudos de la nave con el turbo, por lo que una pequeña colisión tras gastarlo podría apearnos de la competición.

Asimismo, se ofertan pruebas de contrarreloj y multijugador tanto local –mediante pantalla dividida y con la posibilidad de incluir rivales controlados por IA-, como online para ocho corredores; no hemos detectado problemas de conexión en este tipo de partidas, aunque una mayor cantidad de opciones, como configurar desafíos, le habría venido muy bien.

En cualquier caso, cumple su cometido de alargar una experiencia de juego algo corta, ya que carece de cualquier otra clase de aliciente, como un editor de pistas o variantes del time attack al estilo de las que posee WipeOut (mejor vuelta-mejor serie).

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Para cerrar la reseña, destacar la incorporación de la vibración HD, que descarga diferentes respuestas según el tipo de impacto (colisión, roce con otra nave, etc.); es un detalle peculiar que se agradece por poco corriente.

7.0 TOTAL SCORE

Conclusiones

Fast RMX es un título desafiante –y a veces injusto- pero con una sensación de velocidad tan desenfrenada que asombra; podría tener más pistas y modos, lo que no incita a pasar por caja una segunda vez si se disfrutó en Wii U.

Es cierto que la mejora técnica es palpable y que su concepto se adapta muy bien al formato portátil, pero se ha desperdiciado la ocasión de integrar un mayor volumen de contenidos que justificaran repetir.

Si, por el contrario, se está en el grupo de jugadores que no conocen la experiencia Fast Racing Neo, se tiene por delante un título cargado de adrenalina y dificultad. Afortunadamente, el legado de F-Zero continúa, aunque esta vez utilice otro nombre.


Valoración 7
PROS
  • La sensación de velocidad, extraordinaria
  • El diseño de algunas pistas y los descensos por loopings
  • La mezcla de reflejos, habilidad y coordinación que exige el juego
  • El uso de la vibración HD
CONS
  • La vertiente online es muy básica
  • Puede resultar frustrante en muchas ocasiones
  • La IA no está ajustada
  • Demasiado reciclaje de secciones y tramos
Sergio Díaz
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