Análisis OCEANHORN MONSTER OF UNCHARTED SEAS
Efectista copia-y-pega de The Legend of Zelda, que consigue divertir sin brillo ni personalidad
Valorar una propuesta como Oceanhorn es una tarea más compleja de lo que puede parecer a priori. Es un juego francamente divertido, con una duración apropiada (cerca de 14 horas la historia principal), y aspectos sorprendentemente cuidados como la banda sonora, con partituras a cargo de Nobuo Uematsu (Final Fantasy VII) y Kenji Ito (Secret of Mana).
El problema reside en su completa falta de personalidad: si quien prueba Oceanhorn nunca se ha se introducido en la saga Zelda (Nintendo, 1986), le encantará y se construirá una impresión bastante diferente de la que alguien familiarizado con Link elabore.
Por tanto, para los que nos situamos en el segundo grupo, no existe factor sorpresa ni remotamente, y los parecidos que encontraremos con la franquicia de Nintendo serán tan atroces, que nos arrancarán más de una carcajada.
Tenemos un héroe huérfano que emprende la misión de salvar su mundo de una bestia marina, debiendo reunir las piezas del Triloth –tal cual- para hacerle frente; se hallan desperdigadas por un archipiélago, compuesto de islas con distintas naturalezas (volcánica, desértica, glaciar…), que alojan una mazmorra con objetos necesarios para nuestro progreso.
Estos consistirán en bombas, un equipo de arco y flechas, botas para aumentar la longitud de salto o potenciadores de arma, entre otros.
Vamos, que llega un punto en el juego que da la sensación de que Link ha llevado el traje verde a la tintorería, y se ha puesto otro azul.
Porque no es sólo el planteamiento de Oceanhorn a nivel jugable donde están las similitudes, con sus rompecabezas basados en mover elementos del escenario hasta un interruptor, la necesidad de dar con la llave maestra de la mazmorra -que desbloquea la habitación del jefe de turno-, o la embarcación que pilotamos para cruzar el mar a lo Wind Waker (Nintendo, 2002).
Es que las semejanzas incluyen los sonidos al abrir los cofres o recoger un objeto, el diseño de los aldeanos, los patrones de ataque de los jefes finales, o la primera misión, que nos lleva a obtener el equipo de espada y escudo… ¡Hasta la barra de vida son corazones!
¿Homenaje o copia?
El descaro de Oceanhorn es total y no hay nada que no recuerde al universo de Hyrule, pero al menos es un producto con un acabado resultón. Gráficamente es colorido, con sencillos efectos de reflejos e iluminación.
Las animaciones son caricaturescas, a tono con el aire desenfadado del juego, y las partes de mundo abierto con la barca no renquean ni sufren tirones de frames (en la versión jugada, Playstation4).
El control es sencillo y responde sin problemas a nuestras órdenes; tan sólo señalar como inconveniente que las actividades de pesca se podrían haber depurado y ser algo menos tosco.
El diseño de mazmorras tampoco es original ni presentan una dificultad elevada: los puzles son obvios y se basan en aplicar los ítems que vamos recopilando (poner una bomba en un interruptor, disparar con el arco a otro, reflectar un rayo en nuestro escudo hacia una parte de la estancia, etc.). Además, las pistas que recibimos –en español- suelen ser muy explícitas.
El apartado más destacable es, de lejos, el musical, probablemente por no verse ceñido a las directrices que se imitan de Zelda y gozar de plena creatividad. El tema principal es muy grato, con cierto punto épico como debe de ser en un juego de aventuras.
Del resto, destaca la marcha que nos acompaña en las travesías por el mar, muy decidida y suntuosa, que nos transmite que somos un héroe en plena hazaña.
La banda sonora además se adapta como un guante a lo que sucede en pantalla, con partituras más misteriosas para las cavernas o más tranquilas para las aldeas.
En conjunto, muy satisfactoria y se eleva por méritos propios sobre un juego carente de ingenio, que tan sólo difiere de las andanzas de Link por el encuadre visual, una perspectiva isométrica al estilo Equinox (Software Creations, 1993) que, en realidad, aporta poco a la mecánica.
A su favor también tiene la posibilidad de subir niveles (incluye un trofeo relacionado con llegar al máximo), lo que es un aliciente para explorar y mejorar al personaje.
Es difícil no disfrutar con Oceanhorn, ya que sigue al pie de la letra una fórmula que divierte a borbotones, pero su ausencia de carisma e ideas propias termina penalizándole.
Valorarlo mejor o peor depende en buena parte de saber a lo que atenernos: podemos ser condescendientes si lo tomamos como un homenaje a Zelda, podemos deleitarnos con él si apenas hemos tenido contacto con los juegos de Link, o podemos comprobar que la originalidad y la capacidad de sorprender a veces no las valoramos en su justa medida, porque este Link de traje azul protagoniza un videojuego entretenido, pero sin frescura, riesgo ni originalidad.
Las comparaciones siempre son odiosas, pero cuando has hecho una imitación conformista, lo serán todavía más.
RESUMEN
LO MEJOR |
LO PEOR |
La música | Originalidad nula en todo el juego |
Poder subir niveles de experiencia | Dificultad demasiado baja |
Acabarás riéndote de las similitudes con Zelda |
PUNTUACIÓN DE 0 A 10: 6,7
Versión analizada: PS4 estándar. También disponible en PC, iOS, Android, Mac, PSVita, Xbox y Switch
Género: RPG de Acción
Formato: Digital / Físico bajo sello Limited Run
Textos en español.
- Anthology of Fear Análisis Switch, PC (Steam) – Review – ¿Merece la pena el enésimo walking simulator inspirado en Silent Hill? - 01/10/2023
- El videojuego Stray tendrá una película de animación – Primeros detalles - 30/09/2023
- JURASSIC PARK SNES – Análisis Retro del juego de Ocean para Super NES - 27/09/2023
Para comentar debe estar registrado.