El proyecto de la bruja de Blair / The Blair Witch Project – Recordamos a este referente del found footage a través de sus curiosidades

El morbo de insinuar más que de mostrar

A raíz de la reciente confirmación de una nueva película sobre El proyecto de la bruja de Blair, quiero rescatar unas pequeñas líneas que escribí hace un tiempo sobre lo que supuso la entrega original en el subgénero del metraje encontrado y en el cine de terror, cómo se logró «engañar» a los espectadores con esta supuesta historia real, qué trucos emplearon para darle realismo a las desapariciones…, ¡y más!

No sé si por la página me quieren mucho, pero el caso es que me han mandado al bosque con una videocámara y el portátil para que relate todo lo que ocurre. Dicen que una bruja habita el lugar, pero como ocurra igual que en El proyecto de la bruja de Blair puedo considerarme a salvo…

Estrenada el 29 de octubre de 1999, El proyecto de la bruja de Blair supuso un bombazo cinematográfico que configuró las reglas del metraje encontrado (o found footage) que aún hoy causa división: los hay que defienden la obra de forma acérrima diciendo que es la pionera de este tipo de terror y quienes argumentan que es una película aburrida, sin nada más interesante que giros de cámara y gritos, carente por completo de tensión.

Pero el artículo no va a ir sobre absurdos debates de los cuales no me declaro partícipe —si esquivo balas como Pequeñas mentirosas: Pecado original o la moda del «terror elevado», esta no será la que me de en el pecho—, sino sobre cómo nació esta película, su impacto en el subgénero y pequeñas curiosidades sobre la cinta y sus creadores.

Así que, sin enrollarme más, ¡que empiece la grabación!

El fenómeno del metraje encontrado antes de la película

Es cierto que previamente existían películas como Holocausto Caníbal (1980, Ruggero Deodato), la cual no necesita presentación, UFO Abduction (o The McPherson Tape. 1989, Dean Alioto), que documentaba una supuesta abducción alienígena o Man Bites Dog (1992, Rémy Belvaux, André Bonzel, Benoît Poelvoorde), en el que se recogía el día a día de un asesino en serie. Pero ninguna logró el éxito comercial y la confusión del espectador como El proyecto de la bruja de Blair.

Y es que esa es la única intención del metraje encontrado: ser realista. (Podría extenderme, pero el artículo sería demasiado largo. Si os interesa, podéis leer las bases del subgénero en mi artículo METRAJE ENCONTRADO (PARTE I): ELEMENTOS DEL SUBGÉNERO, y en más reportajes dentro de esta misma página web).

Los directores indicaron que la proliferación de programas de telerrealidad les sirvió de inspiración para hacer la película. El público se había acostumbrado a una estética real, por mucho que no lo fuera, y era lo que demandaba.

Ellos creyeron que podían darle un tinte diferente al terror, uno que cumpliera la demanda de los espectadores. Pero, además, intuían que debían hacerlo ya o perderían su oportunidad.

En una entrevista más adelante reconocieron que actualmente no habrían podido hacer la película, porque cualquiera tiene a su alcance Google para comprobar que los que aparecen en la película son actores y hay un equipo técnico tras ellos. Así que debían trasladar ese factor de aparente realidad al terror, pues querían demostrar que podían abrirse otras vías para generar esta sensación en el género.

Todo empezó como una plataforma de investigación creada en 1994 por tres estudiantes de cine que querían hacer un proyecto sobre la bruja de Blair (condado ficticio en el emplazamiento real de Burkittsville), Elly Kedward. Sin embargo, una vez se internaron en el bosque, nada más se supo de ellos… Hasta que un año después lograron recuperar el metraje que grabaron.

Los foros de un incipiente internet se llenaron de preguntas sobre la veracidad del material, y muchos se convirtieron en investigadores novatos para intentar descubrir lo que sucedía.

Aquí entra otro apoyo. Uno de los productores de la película montó una página web donde subía fotos de archivo de los desaparecidos (una de las cuales, la que veis aquí arriba, se empleó como cartel promocional), la cronología de los acontecimientos y línea temporal de la bruja, para comprender su historia con supuestos hallazgos de ella. Comenzaban a caldear el público para lo que iban a encontrarse cuando la película saliera en 1999.

Yo me lo guiso… yo me lo grabo

Llegamos al único elemento imprescindible que debía estar presente en la película: el realismo.

Eduardo Sánchez y Daniel Myrick querían elevar este factor a un nuevo nivel. Así pues, decidieron que no contarían con ningún actor siquiera semidesconocido. En su lugar, los sujetos de prueba fueron tres intérpretes novatos: Heather Donahue, Joshua Leonard y Michael C. Williams.

Se sintieron atraídos por la oferta que los directores publicaron y que resumía los papeles como «extremadamente desafiantes» y las condiciones en que se rodaría la película como «muy difíciles».

Eduardo Sánchez y Daniel Myrick

Podemos pensar que se le puede dar realidad con un guion y una excelente coordinación para que todo salga según lo previsto. Pues bien, se ve que a Sánchez y Myrick no les resultó atractivo ese concepto tan convencional —o bien no tenían muchas ganas de trabajar en ciertos aspectos—, así que creyeron que era mejor entregarle toda la responsabilidad al trío protagonista.

Para empezar, solo contarían con una dirección y líneas de diálogo hasta aproximadamente el minuto treinta y seis de la cinta (recordemos que en el formato estandarizado de guion una página equivale a un minuto en pantalla).

Después de esto, todo nació de la improvisación de los tres. Obviamente, la grabación quedó a cargo de ellos, que la realizaron con videocámaras de mano (handycam) en formato de 16 milímetros.

Además, para conferirle mayor realidad a los eventos narrados, sus personajes ficticios utilizarían el mismo nombre y apellido que ellos. Hasta aquí, vale, era lo que podían esperar con base en la descripción del anuncio. Sin embargo, esto solo era la fase inicial.

El productor Gregg Hale les aseguró a los actores que tendrían garantizada su seguridad, pero no su comodidad.

Durante los ocho días que duró el rodaje, cada uno de ellos transcurrió en el bosque. Para monitorizarles la posición y asegurarse de que estaban bien, Myrick y Sánchez colocaron cajas de leche con banderines de bicicleta en cada zona donde debían acampar. Además, les entregaron localizadores GPS y las coordenadas de los puntos exactos.

Una vez llegaran, los protagonistas empezarían a sacar botes de rollos de películas de sus mochilas, donde cada uno tendría anotaciones concretas que no podían compartir con el resto.

Además de esto, descansar tampoco resultó fácil. Como si estuviéramos en un hotel temático de terror, los directores y el productor se encargaban de hacer ruidos en los alrededores de las tiendas de campaña (algo que, obviamente, quedaba recogido, pues debían dejar las cámaras grabando)… sin que supieran que los causantes de los fenómenos eran ellos mismos.

Así pues, a lo largo de los días la extenuación y crispación reales se entremezclaban con la interpretación. Tal era la búsqueda del realismo, en contraposición a la fantasía que se genera en una película, que la despedida de Joshua Leonard se produjo de forma inquietante.

Cito las palabras del actor: «La noche en que debía irme, [los directores y el productor] me dejaron una nota que me decía que esperara a que Heather y Michael se durmieran y luego saliera a escondidas de la tienda. Recuerdo que me escribieron: “Si alguien se despierta, dile que tienes que mear y aprovechas para escabullirte”.

Después de escaparme, Ed, Dan y Gregg estaban allí esperándome. Me subí a un coche y me dijeron que me iba a casa». Muy divertido de grabar no debió ser, pero no podían imaginarse el efecto que esas decisiones heterodoxas causarían en el mundo cinematográfico.

Uno de los primeros fenómenos «virales»

El público acudía sobreexcitado tras meses de conversaciones en internet y especulación, expectantes por descubrir qué ocultaban las cintas rescatadas.

Pero, además de esto, una semana antes del lanzamiento en cines, Myrick y Sánchez estrenaron un falso documental titulado La maldición de la bruja de Blair, donde incluía material recortado en posproducción y que emplearon como real para alimentar la sensación de autenticidad de la cinta. En él, se habla sobre el asesino de niños Rustin Parr, supuestamente poseído por la influencia de Elly Kedward.

Los espectadores seguían preguntándose si todo lo que habían visto era real, porque al menos esa era su apariencia. El factor del anonimato de los actores también fue uno a tener en cuenta; de hecho, los actores tenían prohibido hacer apariciones públicas hasta que no pasaran un par de semanas tras el estreno.

Tal era la credibilidad que la película causó que los padres de los protagonistas recibieron el pésame por sus hijos en múltiples ocasiones.

Desde luego, los claros triunfadores del éxito fueron los productores y los creadores. Sí, la película costó más o menos 28.500 euros, pero hay otras sumas: los 114.000 euros del montaje y la proyección en el festival Sundance, una cantidad adicional de 570.000 euros aportada por Artisan Films para acicalar la cinta y que fuera presentable… y una mucho más grande, aportada por el productor ejecutivo Steve Rothenberg en la campaña de marketing (entre otras cosas, preparar una página web del proyecto, fotos de archivo, carteles de «desaparecidos», el documental previo al estreno…) de… ¡28 millones y medio de euros!

Si bien el montante total dista del sintetizado valor de producción, los 248,6 millones de dólares recaudados la convirtieron en un gran triunfo.

Curiosidades sobre El proyecto de la bruja de Blair

Es el turno de la parte favorita para muchos: las curiosidades. Como era de suponer, esta película no está exenta de ellos. Aunque los puntos de arriba pueden considerarse curiosidades, he creído conveniente añadirlos allí porque correspondía con el tema que iba a tratar.

Aun así, vamos a conocer unas cuantas más.

  1. ¡Que nos come la bruja!

Si antes hablaba sobre el realismo imperante en la película, esto también afecto a los actores, quienes creyeron que la historia de la bruja de Blair era real.

Es decir: interpretaban a tres jóvenes que querían realizar un documental sobre este personaje, pero los creadores les hicieron entender que la mujer había existido y que en ese bosque había tenido lugar muchas apariciones o que encontraron símbolos rituales extraños. Solo cuando se estrenó la película descubrieron que nunca había existido tal historia.

  1. Recorte de metraje

Resulta que la versión VHS incluye escenas adicionales que no tiene en DVD, lo que elevaba la duración a dos horas y media.

Hay quien puede decir que aguantar tanto tiempo una película insípida es una tortura más propia de la inquisición, pero… quizás con la siguiente curiosidad habría cambiado la perspectiva de la versión que salió al mercado.

  1. Es el turno de la bruja

En efecto, la buena de Elly Kedward iba a manifestarse en el bosque. ¿Recordáis los monigotes hechos con palos que se encuentran los protagonistas?

Pues en un principio, la bruja aparecería cobrando su forma con un tamaño gigante y perseguiría a los jóvenes por entre los árboles. Para decepción de muchos, los directores desecharon la ayuda, pues concluyeron que resultaría más aterrador si no mostraban nunca a la bruja.

  1. Metidos en el papel

Esto está unido al punto que trato sobre la improvisación. El trío protagonista decidió que «vivirían» en sus iguales ficticios, de modo que, si uno de ellos quería abandonar momentáneamente la interpretación, establecieron una palabra de seguridad —como si de un juego sexual se tratara—: «Taco».

Si uno de ellos la pronunciaba, los otros dos la repetirían y, entonces, podrían descansar.

  1. Turismo morboso

La recaudación de la película no fue solo el único éxito que cosechó. El pueblo donde ruedan la película, Burkittsville, situado en el estado de Maryland, se llenó de un número ingente de curiosos que querían conocer el emplazamiento real.

Al principio, el alcalde quiso denunciar a los productores, Gregg Hale y Robin Cowie, y a los directores, Eduardo Sánchez y Daniel Myrick, por crear una reputación negativa sobre el sitio.

Sin embargo, al final se rindieron a la fuente tentadora de dinero en la que podían bañarse si simplemente aprovechaban el fenómeno, de la misma forma que Salem sacó rendimiento a las ideas lunáticas de un reverendo puritano y su afición por quemar mujeres. Así pues, el pueblo logró alimentarse del éxito y contribuir con merchandising a la leyenda de la bruja de Blair/Burkittsville.

  1. Técnicas de guerra

Gregg Hale, uno de los productores, realizó formación militar. Debido a su experiencia en este campo, fue quien sugirió unas tácticas básicas para desestabilizar sus emociones.

Una de ellas fue reducirles de manera progresiva las raciones de comida diarias, y la otra consistía en privarles del sueño a horas diversas; de hecho, comenté arriba que creaban ruido y otros sonidos para asustar a los actores.

Eso sí, no solo empleó sus conocimientos militares en su contra: ingenió vías de escape seguras para que los protagonistas no tuvieran nada que temer y poder salvaguardarlos.

  1. Nunca confíes en desconocidos

Esta me resulta la anécdota más aterradora de todas, pues es un caso sumamente realista que por desgracia no se puede extinguir.

La actriz Heather Donahue sospechó que los directores podían tramar algo oscuro. Por ello, no paró de hacerles preguntas para cerciorarse de que no había nada oculto.

Aun así, decidió ocultar un cuchillo en su equipaje, que emplearía en caso de que algo malo ocurriese. Por fortuna, no sucedió nada y no tuvo que empuñarlo.

  1. ¿Qué fue de ellos?

Para terminar, quiero hacer una pequeña actualización sobre el estado de cada parte involucrada. En general, no han estado tan presentes como parecía predecir el éxito de la película.

-Los productores y directores: en la producción de Gregg Hale no se sabe mucho, además de sus contribuciones en producciones menos costosas.

Sin embargo, de Steven Rothenberg, el artífice de su extraordinaria publicidad, se conoció que se encargaba de la distribución de la compañía Lionsgate, con gran importancia en la proliferación de la saga Saw. Murió en 2009.

En cuanto a los directores, terminaron por aborrecer el éxito de su película y, aunque suene algo contradictorio (debido a que su intención era que resultara real), no querían que su proyecto se convirtiera en un fenómeno viral y fuera vista como una película más.

En la actualidad, pasaron a dirigir cintas de bajo presupuesto (vaya, ¿acaso no fue así como empezaron?): Daniel Myrick estrenó Skyman, otro metraje encontrado sobre invasiones extraterrestres, y Eduardo Sánchez codirigió un cortometraje del mismo subgénero, junto a Gregg Hale, titulado A Ride in the Park de la antología titulada VHS 2.

Los actores: Joshua Leonard tuvo un papel secundario en la serie True Detective; Michael C. Williams hizo doce películas más, pero ninguna en que sobresaliera, y Heather Donahoue es quizás el caso más curioso.

Ganadora indignada del Razzie a la peor actriz por su papel en El proyecto de la bruja de Blair, probó sin mucho éxito en producciones como Chicos y chicas (2000, Robert Iscove) o la serie Abducidos junto a Dakota Fanning y John Hawkes.

En 2008 se retiró de la interpretación para probar suerte en un nuevo negocio: el cultivo de marihuana terapéutica. En 2012 publicó Growgirl, un libro autobiográfico en el que relataba los motivos que la condujeron hacia claros bien verdes y a alejarse de bosques de ramas retorcidas y esqueléticas.

Y esto ha sido todo, una vez más.

Espero que el artículo haya servido para dar a conocer un poco más en profundidad esta película imprescindible para el metraje encontrado, un subgénero muy disfrutable, económico y que siempre tiene algún punto que salvar.

Además, os animo a descubrir su vasto catálogo cinematográfico y jugar a sus diferentes, aunque limitadas propuestas en el mundo de los videojuegos, mediante los distintos buscadores disponibles.

En esta misma web tenéis un reportaje sobre videojuegos inspirados explícitamente en la película.

Así que… ¡Corten! ¡Se acabó la grabación!

Enlaces de interés

El saco de Sam
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