Análisis Steep + Expansiones
Sólida apuesta por los deportes de acción, enmarcada en un concepto único en el género
Entre los defectos de Ubisoft, sinceramente no se le podría encontrar falta de valor publicando franquicias originales; en los últimos tiempos, ha establecido una línea comercial centrada en títulos de nuevo cuño, y bajo ella ha editado Watch Dogs, The Crew, For Honor, The Division y este Steep.
Ninguno supone para la industria un punto de inflexión en sus respectivos estilos, pero es de agradecer el esfuerzo por aportar un pequeño toque de frescura al consumidor, que para el caso que nos ocupa, es especialmente estimable.
Steep está centrado en los deportes de acción, más concretamente en los de nieve y montaña: el esquí, snowboard, parapente y el traje aéreo son el eje de un juego concebido como un mundo persistente.
La idea es completamente inédita en el género, y nos encontraremos en medio de un mapa donde hacer lo que queramos: batir nuestras propias marcas, superar el desafío de un amigo, interactuar con otros jugadores, explorar las cumbres, alcanzar una determinada puntuación…
El concepto en sí suena fenomenal, pero tiene algunas desventajas que conviene comentar; la primera, es la necesidad de estar siempre conectados a la red. Ubisoft no ha contemplado la opción de querer jugar offline, y Steep ni siquiera arrancará si no detecta que hemos iniciado sesión pública.
Al margen de las clásicas dudas que se planteen sobre la longevidad de esta clase de productos, por esta imposición sufriremos unos importantes tiempos de espera cada vez que comience el juego, la imposibilidad de hacer fotos en el transcurso de una prueba, y un exceso de información en los menús sobre récords, retos de los usuarios, invitaciones y todo lo que ocurre en general en la comunidad.
Por el lado bueno, esto repercute y muy positivamente en la duración, ya que una vez que lo hayamos visto todo, podemos exprimir más la oferta enviando y/o recibiendo desafíos, participando en tiempo real en pruebas de jugadores conectados o invitando a cualquier otro avatar que veamos a acompañarnos en un descenso.
al final, Steep transmite eficientemente la sensación de estar en una gigantesca sierra, donde hay gente divirtiéndose, realizando acrobacias con su tabla o saltando al vacío con su traje aéreo.
Desde esta perspectiva, la concepción MMO es un acierto y aumenta las dosis de entretenimiento cuantiosamente: al “pique” de mejorar una crono, se añade que podemos hacerlo con quien nos reta simultáneamente, que sería otro jugador que acabamos de ver en medio del escenario, por ejemplo.
Respeto por la montaña
La variedad de pruebas es igualmente notable: obtener una puntuación mínima con la tabla de snowboard, cruzar la línea de meta antes de que finalice el tiempo, atravesar checkpoints en una contrarreloj, llegar a un punto a varios kilómetros de nuestra posición por la ruta que queramos, repetir los movimientos de la IA en una ubicación…
Tenemos más de un centenar de retos para los distintos deportes que abarca el juego, aunque es curioso que no mezclen disciplinas –salvo en un par de pruebas de exploración-; es decir, que no hay yincanas en las que se empiece con wingsuit y a medio camino debamos tomar los esquís. Lo cierto es que le habría venido fenomenal al juego y habría aportado más variedad a la experiencia global.
De todas las pruebas, hay dos particularmente interesantes: una está representada por una claqueta de cine y la otra por un monte con un libro. La primera nos invitará a efectuar determinadas virguerías a lo largo de un recorrido, buscando tomas espectaculares para spots y patrocinadores; la segunda son las “historias de montaña”.
En ellas tan sólo hay que ir del lugar A al lugar B, con el único fin de recrearnos con los paisajes; nos acompañará un relato, bien de deportistas o de corte ecológico –como si las cumbres nos hablaran-, convirtiéndose en experiencias estéticamente muy inspiradas y relajantes.
Difunden auténtica devoción por la naturaleza y por los deportes de riesgo; no en vano, hay sendos homenajes a profesionales que han perdido la vida en trágicos accidentes, incluyendo uno a Matilda Rapaport, que se vio atrapada en una avalancha precisamente rodando escenas para Steep.
Estas historias, insisto, son francamente bonitas: la elección de planos y música aportan una pincelada zen que encaja fenomenalmente; además, funcionan de contrapunto al sentido del humor que impregna en general al conjunto, sobre todo en las expansiones, como detallaremos después.
La técnica y el control
El mundo abierto de Steep, repetimos, confiere una acertada sensación de libertad desde el primer minuto. Tal es así que me encontré con una breve misión de tutorial de snowboard a las dos horas de juego; con esto quiero decir que el juego no está del todo bien estructurado.
Aunque los desafíos se colorean según el grado de dificultad (verde para fácil, amarillo para normal, rojo para complicado), no hay una zona identificable que funcione de toma de contacto; habría sido mucho más aconsejable iniciar al jugador con un preámbulo, y acotarlo en el mapa después.
Por el contrario, podemos empezar por donde queramos, y el proceso de familiarización con el juego se vuelve irregular; esta sensación se acrecienta por problemas de control.
No es complicado de manejar (subir o bajar la velocidad se hace con las palancas, y agarrar la tabla es el botón R2 en PS4), pero su respuesta es a veces impredecible: haciendo dos veces lo mismo, el efecto puede variar. En otras palabras, hay un grado de imprecisión en la jugabilidad que incomoda, que hace que superar ciertos desafíos sea más cuestión de suerte que de habilidad pura y dura.
También presenta otro inconveniente, y es el tema de las físicas y las animaciones. Una caída a cierta altura generará una secuencia de golpes, porrazos y torceduras bastante irreal a la vez que larga, frenando el ritmo frenético del descenso.
Las primeras veces, estas animaciones hacen gracia –por ridículas sobre todo-, pero rápidamente se vuelven muy pesadas porque se eternizan en pantalla.
Lo más frecuente es que acabes interrumpiendo la caída y decidas empezar de nuevo la prueba: es instantáneo –pulsando triángulo- y no se consume tanto tiempo de juego real, aunque pierdes todo el avance hecho en el desafío de turno.
Los contrastes de luces y sombras en la jugabilidad, también se trasladan al apartado técnico. Steep es precioso, posee fantásticos efectos de reflejos, partículas, destellos y climatología variada: observaremos a las nubes tapar al sol, disiparse una neblina, o a la luna entre las ramas de un bosque, con naturalidad y fluidez; como curiosidad, incluso podemos elegir la hora del día en el mapa.
Pero es más vistoso que puntero: es decir, gráficamente es muy resuelto y maneja todo lo que se concentra en pantalla con mucha soltura, pero no es ningún prodigio tecnológico, seguramente por el carácter MMO del juego, que impide una sobrecarga gráfica.
Encontramos, puntualmente, carga de texturas en nuestras narices, la aparición súbita de elementos en el paisaje –cuando la perspectiva es amplia y concurren muchos componentes- y leves tirones, la mayoría de veces en pruebas con más de tres contrincantes, aunque a su favor destacan un convincente efecto de surco en la nieve y una lograda sensación de velocidad.
El sonido, por su parte, raya a muy buen nivel: el repertorio musical es diverso, incluyendo temas funky muy alegres, o new age para las “historias de montaña” que explicábamos; los FX son variados y realistas, sobre todo los climatológicos.
El audio incorpora doblaje al español, con voces habituales de las localizaciones de Ubisoft; así, reconocemos al elenco de varios Assassin’s Creed (2007), como Luis Reina (Ezio Auditore), Olga Velasco (Lucy Stillman) o Cecilia Santiago (Rebecca Crane), que realizan un trabajo sin fisuras y profesional.
Contenidos extra
Con la salida de la última expansión, Road to the Olympics, el título se ha reeditado incluyendo todo el material adicional que ha ido sumando; estos dlcs comparten añadir más horas de juego en forma de nuevas disciplinas y pruebas: Extreme Pack agrega el salto base y las alas propulsoras, mientras que Olympics integra Halfpipe, Big Air, Slalom o Slopestyle entre otras.
A mi juicio, la mejor expansión es Winterfest: presenta las carreras de trineo de invierno, y nos introduce en una competición disparatada, llena de sentido del humor, con referencias a otros videojuegos –atentos a la pullita a Street Fighter II– y desafíos distintos del resto del conjunto, en los que proponen sortear obstáculos o encadenar saltos, por ejemplo.
Si la experiencia básica te convence, su adquisición es más que recomendable, porque no se limitan a nuevos parajes, sino a complementos que enriquecen el total del juego gracias a una mayor diversidad de desafíos.
Las expansiones conservan la dinámica exploradora de Steep, estando bloqueada de serie buena parte de las pruebas.
Esto significa que, al igual que en el juego base, una elevadísima porción de contenido deberemos descubrirlo nosotros sobrevolando zonas, utilizando nuestros prismáticos (L1) o viajando en el helicóptero que poseemos para desplazamientos largos por el mapa.
Esta rutina nos compensará con puntos de experiencia, los cuales, además de ampliar las regiones y el número de pistas, son intercambiables por material deportivo en la tienda virtual: gafas de colores, gorros, pantalones o botas serán algunas de las prendas ofrecidas.
Prácticamente todo en el juego puntúa, lo que incentiva la frecuente adquisición de complementos; por el contrario, no hay una progresión del personaje ni una mejora de sus destrezas, como ocurre en otros productos de la misma casa como The Division (2016).
Por último, añadir que esta necesidad de explorar para liberar más contenido, puede acabar haciéndose tediosa a corto plazo, ya que el carácter del juego incita a competir y a obtener una distracción inmediata, más que a dar rodeos y mirar cada rincón del mapa.
Asumiendo ciertas exigencias tan discutibles como la conexión obligatoria o esta investigación del mapeado, la capacidad de divertir de Steep es incuestionable.
Puede achacársele que es poco profundo, pero hay que recordar que es un juego de deportes: no podemos esperar sigilo, rompecabezas ni poderes mágicos.
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