El creador de Resident Evil reúne diversos pasajes de su propia trayectoria, para mezclarlos sin pudor ni originalidad en un título beneficiado por las actuales circunstancias del género
El caso de The Evil Within es uno de los que más poderosamente me ha llamado la atención en los últimos tiempos. Con muchísimos más defensores que detractores, por más vueltas que le doy, no le encuentro modo de calificar «obra maestra» -como sí ha hecho parte de prensa y público- a este trabajo de Shinji Mikami, autor que sí ha demostrado su talento sobradamente con fantásticos juegos como God Hand (Clover Studios, 2006), Dino Crisis (Capcom, 1999) o el archiconocido Biohazard/Resident Evil (Capcom, 1996), que abanderó todo un género como el survival horror.
Su obra más popular no es que esté presente en The Evil Within: directamente se marca un copia-y-pega, calcando elementos vistos en la franquicia de Capcom sin ningún tipo de recato.
Reedición de una de las mejores entregas de la serie, centrada principalmente en las cualidades portátiles de Switch
Nintendonunca ha tenido problemas con sobreexponer a Mario, siendo el ciclo de Super NES el que marcó un punto y aparte en este aspecto: el bigotudo saltarín hizo de todo para El cerebro de la bestia, desde emular a Carmen Sandiego (Mario’s Time Machine), hasta protagonizar su propio juego de rol (Legend of Seven Stars), participar en diferentes rompecabezas (Yoshi’s Cookie; Mario & Wario; Tetris & Dr. Mario) o “remasterizar” sus grandes éxitos (Super Mario All-Stars), pasando por estrenar los 16 bits (Super Mario World).
Sobresalió, entre todos los bretes donde La Gran N metió al fontanero, el mítico Super Mario Kart. El título parecía condenado a pasar sin pena ni gloria, como una mera exhibición de las bondades del chip MD-7 y sus vanguardistas efectos; porque ¿no era aquello demasiado estrafalario para darle una oportunidad?
Entre los defectos de Ubisoft, sinceramente no se le podría encontrar falta de valor publicando franquicias originales; en los últimos tiempos, ha establecido una línea comercial centrada en títulos de nuevo cuño, y bajo ella ha editado Watch Dogs, The Crew, For Honor, The Division y este Steep.
Ninguno supone para la industria un punto de inflexión en sus respectivos estilos, pero es de agradecer el esfuerzo por aportar un pequeño toque de frescura al consumidor, que para el caso que nos ocupa, es especialmente estimable.