Análisis Darius Burst Chronicle Saviours – Matamarcianos con clase
Gran vuelta a uno de los géneros más en desuso actualmente, que destaca por su capacidad para divertir y una duración gigantesca
Gradius, R-Type, Space Invaders, Lylat Wars, Galaga, Moon Cresta, Axelay… La lista de shoot’em ups que nos han hecho disfrutar de sus incontables oleadas de marcianitos, es de las más extensas del mundillo del videojuego; siempre ha sido un género muy apreciado por el público, gracias a la mecánica tan sencilla como efectiva que posee.
Pero es cierto que, tanto la industria como el usuario, han mirado hacia otros derroteros conforme el avance técnico enriquecía la experiencia de juego, haciéndola más compleja y probando nuevas fórmulas que renovasen las ya conocidas.
En este sentido, los matamarcianos se han visto relegados a un segundo plano, en favor de otros géneros más flexibles que toleraban mejor la introducción de dinámicas inéditas, propiciando categorías de reciente cuño, como los juegos de Telltale, que han simplificado las aventuras gráficas eliminando sus puzles y enfatizando la toma de decisiones.
Por tanto, es complicado hallar títulos a la altura de los pesos pesados de antaño en las generaciones cercanas, reduciéndonos a Sin & Punishment, Sine Mora, Ikaruga o el más reciente Resogun.
Taito, uno de los nombres propios del género (suyos son Space Invaders o RayForce/Layer Section), nos brinda la oportunidad de degustar uno de los mejores exponentes que se han realizado en los últimos tiempos.
DBCS para PS4, PC y PSVita nos ofrece en un único juego un compendio de la recreativa de 2010 y el modo Chronicle, una campaña formada por un sistema planetario de más de tres mil fases, una cifra inédita que hace único al título.
Pero desgranemos sus modalidades: por un lado, nos encontramos la opción Another Chronicle, que incluye el arcade de 2011 y la versión EX (la secuela de éste), cada una formada por 12 niveles de creciente dificultad, en los que se permiten distintas combinaciones de rutas para ser finalizados.
Los ajustes de configuración conceden vidas infinitas, para que cualquiera tenga la posibilidad de terminarlos sin que la dificultad sea un obstáculo.
Event es la vertiente online de DBCS, que posibilita que hasta cuatro jugadores simultáneos colaboren –en PS4 y PC incluso de forma local-; está diseñada como una sala de 64 cabinas clásicas que actúan como servidores, de manera que agrega al que se introduzca en la que juguemos.
La sección Another Chronicle presenta al completo una peculiaridad bastante molesta: la pantalla exhibe unas enormes franjas negras que no pueden desactivarse, al venir por imposición la relación de aspecto 32:9, una decisión que perjudica notablemente al jugador de Vita.
Duración basada en la repetición constante
El modo estrella es Chronicles, creado expresamente para la adaptación doméstica.
Cuenta con una relación 16:9 y una doble división: la primera consta de un mapa de células, donde la puntuación se transformará en recursos con los que comprar mejoras, mientras nos relatan un argumento muy sencillo; la otra, alberga una galaxia que incluye una red de desafíos (algunos exclusivamente multijugador), en forma de contrarreloj, oleadas de jefes o la superación de un marcador, repartidos por una serie de planetas.
Un ejercicio de longitud inusual (3000 fases como adelantábamos), pero conseguido a base de recopilar y repetir todos los enemigos y escenarios del resto de modos de juego.
Hay un loable esfuerzo en procurar que se rentabilice el producto con una duración extraordinaria, máxime tratándose de uno de precio muy elevado para sus características -59,99 €-.
Pero, siendo sincero, acaba cayendo en una redundancia excesiva, porque además, no posee una gran diversidad ni de enemigos ni escenarios: hubiese sido mejor apostar por la variedad en vez de la cantidad.
El modo Chronicle no permite ajustar la dificultad, y aquí nos las veremos con un grado de exigencia bastante importante. Nuestra habilidad y reflejos serán continuamente puestos a prueba, y los encuentros con los jefes finales nos sorprenderán con patrones bastante originales, llevándonos con frecuencia a la pantalla de inicio.
DBCS es exigente como los matamarcianos clásicos, y, al igual que ellos, sumamente divertido: su control es fantástico, con un botón para girar la dirección del disparo hacia delante o atrás, y otro para el burst del nombre, una carga de mayor potencia que neutraliza el fuego enemigo; es intuitivo y no será una complicación hacernos a él.
La velocidad de nuestros movimientos no sufrirá en ningún momento de ralentizaciones ni fallos desagradables, ya que es un juego con un acabado técnico eficiente; los efectos de explosiones y destellos son vistosos pero no sorprenden, como sucede con los escenarios, que hacen su papel sin brillo y acusan una reiteración de paisajes.
Todo lo contrario sucede con la banda sonora, realmente fabulosa: mezcla multitud de estilos, tanto vocales como instrumentales, y tan pronto oiremos jazz como melodías étnicas; puede parecer incompatible con el estilo de juego, pero la combinación funciona y resulta agradable por exótica y variada, cerrando una selección espectacular.
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