Sobria pero robusta; quizás algo sosa en comparación con el original mando en forma de “tridente”. Tampoco demasiado pesada, aunque era muy consistente y no daba ninguna sensación de fragilidad. Todo lo que Nintendo 64 tenía de sencilla por fuera lo tenía de extraordinaria por dentro.
Poquísimos títulos pueden presumir de haber elevado la industria del videojuego a una categoría superior, hacerla evolucionar y dejar una huella imborrable, entendiéndose por industria tanto a desarrolladoras como usuarios.
El impacto del popularmente conocido como Zelda 64 marcó a toda una generación con una aventura completamente redonda, en la que se concentraba tal volumen de aciertos que la experiencia sólo puede calificarse como inolvidable.