La festividad de Halloween – ¿Qué significa para nosotros el “truco o trato”?

Continuamos con nuestra programación especial de Halloween con un texto más íntimo sobre lo que significa esta fiesta para los miembros del equipo y algún invitado

¡Por fin estamos en tiempo de Halloween! Bueno, al menos de forma «oficial». Vale, no tanto, porque técnicamente la festividad es el 31 de octubre. Y, para los que lo viven todos los días, es tan solo la época donde se pueden comprar más objetos de este tipo.

El caso es que estamos en la temporada espeluznante, o como se suele decir «spooky season». El verano se acaba y el otoño está al caer, como las hojas caducas de los árboles, la temperatura o las gotas de lluvia del cielo. Es posible que esta estación pueda emanar cierta aura de tristeza, pero a mí me transmite un satisfactorio sosiego introspectivo y me sacude del sopor que los meses anteriores me produjeron. Es cuestión de perspectiva.

Y, como todo tiene un inicio, creo que una buena forma de comenzar con el aluvión de contenido para la festividad es intentar describir con palabras lo que significa Halloween no solo en mí, sino en unos conocidos a los que les encanta esta fecha.

¿Qué significa Halloween para mí?

Para ello, he contado con la colaboración de @the_halloweencoven, una magnífica cuenta de Instagram que vive Halloween cada día del año —solo tenéis que echar un vistazo a sus publicaciones para comprobarlo—, que cuando le envié mi propuesta de colaboración mostró una enorme ilusión por participar en nuestra página.

Y, de verdad, tenía muchas ganas de contar con qué significa esta festividad para ella, lo que siente al acercarse las fechas claves o sus momentos favoritos, porque de verdad su espíritu de Halloween es contagioso. Sin entretenerme más, os dejo la traducción de su texto:

«Halloween significa todo para mí, porque me llena de alegría cada año, y estoy segura de que a millones de personas más también. Puede que me haya pasado un poco con todos los objetos espeluznantes que podía comprar y las máscaras de monstruos que coleccionaba para llevar todo el año…

No sé muy bien por qué, pero todos los temas relacionados con Halloween siempre han despertado mi interés, desde las terroríficas linternas Jack-o-Lantern hasta la pegajosa baba verde que decoran muchas paredes u objetos, e incluso todos los colmillos, garras y criaturas que se esconden en la oscuridad de la noche de Halloween; todo eso me entusiasma. Y, todavía hoy, cuando llega esta fecha, me siento como el doctor Frankenstein exclamando: “¡Está vivo! Está vivo!”».

Halloween en Videojuerguistas

Pero no ha sido la única persona con la que he tenido el placer de contar. Porque, como no podía ser de otra forma, el creador de Videojuerguistas, el mayestático, sublime y Su Deidad Sergio Díaz (@Sergio_SSDDCC) —lo siento, estoy obligado a hacerle la pelota al jefe, que si no me deja sin caramelos ni calabazas— ha decidido participar en este artículo. Quienes lo conocéis, sabréis su pasión por esta fecha, así que es un completo honor que haya compartido conmigo sus sentimientos por esta festividad.

Siempre he sentido una especial fascinación por Halloween. Está vinculada, nada menos, que a algo tan universal como el más allá, a ese sentido de la trascendencia tan atávico y tan genuinamente humano. Al sentido de ser seres mortales, finitos, en un universo que se extiende infinito.

Forma parte del propio misterio de la condición humana, dividida en sus propios acervos y creencias. Y Halloween nos conecta con ese lado del que no sabemos nada, con la incertidumbre, con la toma de conciencia de que estamos de paso.

Esa toma de conciencia es una constante desde que el mundo es mundo y nos vincula a todos, por igual, generación tras generación, siglo tras siglo, milenio tras milenio. Y es que, por muchos trenes de alta velocidad, aviones, internet, satélites y tecnología que tengamos hoy por hoy, seguimos manteniendo las mismas dudas existenciales que los que vivieron el Renacimiento o la edad de piedra.

Halloween es también diversión. Sacar el lado gamberro y disfrazarse, o ver maratones de pelis de terror, son paréntesis a la rutina más que necesarios. Y cada uno se lo monta a su modo y lo disfruta a su manera, como debe ser. En ese sentido, es una fiesta inmejorable para “despedir” oficialmente el verano y entrar en otro ciclo del calendario totalmente cargados de energía y con buen sabor de boca.

Pero, en su esencia, Halloween significa el recordatorio de nuestra misma condición efímera. Del propio misterio de la vida. Pocas cosas hay más universales que mirar a ese abismo de interrogantes y por ello, no es de extrañar que jamás se haya extinguido Halloween. Ni lo hará”.

Mi Halloween: 365 días al año

Bromeo con que me marco un Mariah Carey con la Navidad, pero con Halloween. ¡Y en cierta parte es cierto! Aunque estoy activo durante el resto del año, y en esta temporada navideña va a ser la primera vez que saque del saco algunas de sus criaturas terroríficas, esta época es más apropiada hablar sobre la propia celebración en sí y no sobre todo lo que engloba.

A colación de esto último, mi pseudónimo nace de uno de mis personajes favoritos del terror junto a Ghostface, que es Sam, de la película Truco o Tratoy de la cual ya escribí holgadamente, pero no lo suficiente—. Si habéis visto esta película, o incluso en algunas imágenes que hayan podido salir, este pequeñajo primigenio siempre va acompañado de un saco de arpillera a modo de Krampus —ya que estamos en clave terrorífica—.

Quiero simbolizar con esto que, en su interior, al ser la representación del alma de Halloweeny de todas las criaturas espeluznantes que existen, puede haber cualquier tipo de horror: desde fantasmas a asesinos en serie, pasando por posesiones, turbaciones de la mente, criaturas interdimensionales, brujas —tomando el relato fantástico y no el pseudohistórico-religioso—, muertos vivientes y cualquier creación empleada para causar miedo. Una vez hecho este pequeño inciso, voy a intentar plasmar mis sentimientos sobre la hoja.

En lugar de salir al exterior, prefiero empezar desde la superficie y profundizar hasta llegar al interior. Así que allá voy.

Reconozco que uno de los aspectos que más disfruto es el estético. Adoro la decoración de esta festividad, sus variables; los colores asociados a ella; la armonía que se percibe en las Jack-o’-lantern, hob-o’-lantern o el tipo de hortaliza que prefieras usar para tallar; los disfraces, la ropa con motivos de la Víspera de Todos los Santos… Ahora bien, no solo lo visual me gusta, sino las tradiciones.

Pienso en todos los juegos que se celebran —y siguen haciéndose en los países anglosajones, principalmente, como una actividad más sin ningún fin esotérico—, como recoger manzanas con la boca o juegos de adivinación; el «truco o trato» —la evolución moderna de souling mezclada con guising y los slamming gates o golpeadores de puertas—; tallar calabazas o disfrutar de historias, películas o videojuegos de terror en una maratón hasta quedarse dormido. Otro añadido es que me encanta la gastronomía rica en calabaza, como el «cabello de ángel», café, pasteles, cremas o pasta rellena, sin olvidarme de las manzanas caramelizadas o pasteles de alma, o incluso de las castañas asadas que pueden empezar a venderse en los puestos.

Sí, casi todo lo puedes consumir en otra época del año, y de hecho eso hago, pero creo que es mejor beber un café de calabaza para entrar en calor mientras te cobijas en una manta que hacerlo a treinta y tantos grados a la sombra. Y, por último, el efecto sensorial que producen en mí los productos que se centran en esta temática, como canciones nuevas o antiguas, libros, películas o videojuegos. Si queréis echarle un vistazo a mis recomendaciones por el especial que hice sobre Half-o’-Ween, aquí tenéis el enlace.

Feliz Truco o trato

Ahora llega la parte difícil, aquella donde lo emocional se transcribe con un alboroto de vocales entremezcladas, aunque se piensa como un cielo completamente despejado. Una aproximación cercana a lo que siento es comparable al momento en que jugamos a un videojuego, leemos un libro o vemos una película o serie para refugiarnos de nuestra realidad, aunque sea por un pequeño período de tiempo.

Dejamos que el ocio recargue nuestras pilas agotadas, porque de otra forma permitiríamos que el agotamiento nos enterrara hasta convertirnos en máquinas cumplidoras de un solo propósito. En resumidas cuentas, eso significa Halloween para mí. Cuando necesito buscar otros mundos no me voy al espacio, sino que me voy al que la imaginería de esta festividad crea y que está a tu disposición.

Además, tengo muy buenos recuerdos celebrando esta fecha, así que también me anclo a ellos e intento replicarlos cada año o incluso superarlos. En síntesis, nutrirme de los elementos que conforman Halloweenme producen una enorme alegría cuando estoy agobiado y necesito desconectar.

Os deseo un feliz Halloween y disfrutad de la noche donde todas las criaturas preparan su desfile en nuestro mundo. Por último, recordad: el terror es un corazón que nunca deja de palpitar.


Enlaces de interés

El saco de Sam
Sígueme

Deja un comentario

error: Content is protected !!