Opinión: No dejéis los videojuegos (por P. Artola)

Ni ningún pasatiempo

Perfecto Artola Fernández

@OdaAlFrikismo

 

Cuánto hace que no me pasaba por estos lares… La verdad es que lo echaba de menos y ahora, al estar aquí, escribiendo estas lineas desde donde estoy y sabiendo hacia dónde van, me siento un poco más a salvo.

Hoy iba a traer un artículo sobre dos juegos de “Spiderman” que me gustan mucho y que puede que hable sobre ellos más adelante pero… Creo que lo que me pasó el otro día es digno de compatir así que ¡allá vamos!

Si alguien me sigue también por mi canal de YT “Oda al frikismo” sabrá que he activado el modo “Far From Home” en mi vida y que ahora habito en Edimburgo sin billete de vuelta, de hecho procuro subir vídeos desde allí, aunque mi idea es estar de nuevo en España para octubre seguramente y cada día lo tengo más claro, cada día veo más claro que quiero irme; no por nada terrible sino porque añoro demasiado mi entorno: mi cuarto que para mí es un templo, a mis amigos que son como mi familia, a mis padres, a mi mascota, mi cine Yelmo… Y también los videojuegos.

 

Aquí poco contacto tengo con el medio: me levanto cada día a eso de las 05.30 de la mañana para trabajar ocho horas de “housekeeper” que en español significa “limpia mierda”, es un trabajo duro y hoy por hoy mis limitaciones en el inglés me limitan per sé a buscar otra cosa así que… Salgo todos los días hecho puré.

A todo esto añadir que la cocina del hostal donde vivo y trabajo se llena de gente y la intimidad escasea hasta en el cocinar; podéis imaginar lo asqueroso que está todo usado por tanta gente joven con las prisas. Aquí es donde se puede pensar… «¡Bueno, pero tiene un cuarto para sí!». Para mí y tres personas más con la suciedad, la barrera idiomática, los portazos de noche… En serio ¿por qué he venido aquí?

El caso es que uno de estos días todo eso me pesó más de lo normal, me saturó y traspasó; así que quise un día con un poco de relax o más bien todo el relax posible: me fui a mi cuarto, a usar una toalla como pared ya que duermo en la cama baja de una litera y … ¡Ordenador, sálvame por favor!

Pero resulta que el internet del hostel va de culo así que a la mierda YouTube, TW, Netflix. Ahí recordé que me descargué un juego para el PC, el port de un clásico de “Squaresoft” que nunca había jugado y que todo el mundo lo catalogaba como una maravilla aunque otros lo tachaban de “sobrevalorado” : Chrono Trigger.

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Con todo el jaleo de FFVII Remake y el sablazo histórico en la historia de los videjuegos que Square-Enix quiere colarnos, sí que me dio monillo tras tanto rollo roleo entre eso y el remaster de FFVIII a jugar algo clásico de la compañía, y así fue.

El núcleo del discurso que hoy traigo reside aquí porque lo que sentí  cuando cliqueé el archivo, saltaron los píxeles y esa música polifónica.  En medio de todo este caos, de añorar mi hogar y todo lo que representa, por un momento -y gracias a comenzar la partida- me sentía un poco más en casa, sentí que había vuelto a captar parte de la identidad que siento que me define y que aquí me tiene tan perdido. La lágrima y el esbozo de una sonrisa pintaron mi rostro en el mismo instante.

Hace no mucho hice un video por los 2 años de mi canal titulado “¿Porqué amamos el Frikismo?” y aquí no me quiero repetir. El sentimiento de ese vídeo con este texto es muy similar pero, mientras lo primero era algo general, esto es algo más personal: nunca en mi vida pensé que me vería en esta situación y jamás pensé que tan lejos de casa, totalmente vulnerable y sintiéndome expuesto a una situación que me tiene vulnerable y que no sé a donde me va a llevar, el videojuego llega, me abraza y me salva y es aquí cuando llegamos al mensaje que hace honor al título de este artículo: por favor, jamás dejéis los videojuegos.

La presión social, la quema del trabajo y los problemas no os pueden apartar de este medio, ni el “qué dirán” ni payasadas varias porque pueden salvarnos, nos hacen conectar con un lado nuestro que nunca muere, un lado lleno de inocencia, pasión y ganas de vivir aventuras, conocer tramas y personajes: hay que dejarse llevar por ellos.

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Siempre tuve miedo de perder a ese niño y que la adultez me lo arrebatase; pero estando aquí y recreándome en lo que he sentido, creo que puedo sentirme enormemente afortunado al decir que tengo la suerte de que nunca los dejaré.

Hasta el final, gozaré con una historia interactiva, una película, un cómic… Y si tú, querido lector, sientes lo mismo que yo, te ha pasado lo mismo que a mí y estás aquí, empatizando con lo que escribo, mi más sincera enhorabuena, porque tu también eres un gran afortunado, porque tú también tienes un niño que jamás morirá.

Gracias a Videojuerguistas de nuevo por la oportunidad de compartir un cachito de mí en este maravilloso blog y nos vemos en el próximo artículo. Mi nombre es Perfecto Artola y soy un niño que volverá a su hogar y que nunca dejará de jugar.

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