Daniel López
@Helessar
Año 2005. Por aquel entonces, PlayStation 2 gozaba de una salud envidiable y muchos jugones teníamos una en nuestras casas. Disponía de un catálogo de juegos extenso, variado en temática y de altísima calidad, todo era perfecto.
Sin embargo, no era suficiente, necesitábamos más y ese mismo año vería la luz una de las sagas más importantes para esa consola, y como hemos visto con el paso del tiempo, también para la marca PlayStation. God of War.
Debo decir que la llegada de Kratos pasó inicialmente desapercibida para mí, por aquel entonces un chaval de 17 años. Supongo que la poca información que recibí sobre el juego antes de su salida, o bien que desconocía totalmente la temática, no hicieron que adquiriera el juego de salida.
Que gran error cometí. Fue pasados unos meses de su lanzamiento cuando, animado por el que hoy es mi mejor amigo, que me habló maravillas del juego y su temática (hoy puedo deciros que soy un fanático de la historia y la mitología), me animaron a comprarlo.
Lo que descubrí en la primera entrega caló hondo en mí, y a las pocas horas de juego ya estaba maravillado con el trabajo que había hecho Santa Mónica Studio: unos escenarios increíbles, un descomunal bestiario y, sobre todo, una historia digna de los textos del mismísimo Homero.
He de deciros, respecto de la jugabilidad del título, que, pese a que no soy un gran fan de los Hack&Slash, logró convencerme y mantenerme pegado a la pantalla durante horas: su sistema de encadenar ataques y los movimientos del propio Kratos funcionan a las mil maravillas permitiendo al jugador afrontar cada combate de manera diferente; las ejecuciones de monstruos grandes mediante secuencias de botones es, simplemente, brutal.
God of War fue un éxito de ventas y, dos años más tarde, volveríamos a ponernos en la piel de Kratos en su segunda entrega, y como el primero, me volvió a dejar maravillado. Santa Monica Studio logró dar una pequeña vuelta de tuerca y pulir todos aquellos aspectos que tenían margen de mejora, consiguiendo una fantástica entrega y puede que uno de los mejores juegos que tuvo en su catalogo PlayStation 2. Kratos había venido, sin dudas, para quedarse.
De las entregas posteriores de la saga no puedo detenerme a hablaros de ellas ya que, por desgracia, no he podido jugarlas a excepción de la remasterización de God of War 3, que sí pude disfrutar hace un par de años en PlayStation 4. A mi parecer es el menos redondo de los tres, con una historia que para nada logró engancharme y que provocó que lo jugara casi por obligación, con ganas de terminarlo y dedicar mis horas a otro juego. No sé si cambiaría mi opinión en caso de jugarlo más adelante de nuevo.
Parecía que mi historia con Kratos se había quedado ahí, desencantado con el último juego y con la idea en mi cabeza de que la saga había pasado ya su momento de esplendor; pero llega el año 2016 y durante la conferencia de Sony en el E3, esa idea se esfumó de mi cabeza de un plumazo.
El juego se vino a casa de salida; había intentado por todos los medios evitar cualquier gameplay que me desvelara el más mínimo acontecimiento de la trama, y lo conseguí. Me bastaron apenas un par de horas para darme cuenta de que si no el mejor, este sería uno de los juegos mas importantes de la generación. Poco me equivoqué, porque como ya sabéis, el tan ansiado GOTY de los GameAwards ha recaído en este fantástico titulo y, razones no le faltan.
Podría este artÍculo ser un análisis más de los cientos que pululan por internet, pero creo que, al tratarse este de mi primer texto que comparto con vosotros, voy a dejarme de todas esas cosas y centrarme en lo que ha supuesto para mí como jugador.
En primer lugar, me hace muy feliz el cambio de localización. Han sido demasiadas entregas ambientados en la mitología griega (aunque personalmente me parece maravillosa) pero, seamos sinceros, poco o nada ataba a Kratos a ese lugar.
La elección por la mitología nórdica me parece un acierto; como apasionado de la misma, ha sido un verdadero placer viajar por esta representación tan magnífica de Midgard, Helheim o Alfheim, recreados con tanto mimo y detalle, y en los que hallaremos enemigos y aliados que tienen su importancia en la cultura nórdica más allá del propio juego, como, por ejemplo, las valquirias.
Me ha parecido soberbio el cambio y sinceramente creo que esta madurez es un guiño a todos aquellos jugadores que de jóvenes disfrutábamos simplemente liquidando adversarios; a día de hoy, algunos ya son padres, como lo es Kratos ahora, y buscan algo más que el matar por matar, como disfrutar también de una buena historia.
¿Qué puedo deciros del combate? No me he divertido tanto con otro videojuego en lo que llevamos de generación.
Todas las mecánicas están pensadas para que en ningún momento se nos haga monótono, pues las distintas posibilidades de acabar con los enemigos son muy variadas: los distintos combos de los que disponemos, así como el arsenal con el que Kratos cuenta, nos aseguran la diversión y por momentos nos recordarán a esas batallas frenéticas de PS2.
En este aspecto, el cambio mayor con respecto a los juegos anteriores, es la inclusión de la figura de Atreus, convertido en un poderoso aliado que procura ayudar a su padre en todo momento, ya sea debilitando a los enemigos, dañándolos o suministrando viales de vida, por poner un ejemplo. Y esta simbiosis entre ambos se fortalecerá conforme juguemos, lo que mantiene el interés hasta el final.
Tras haber completado el juego (no al 100% ya que me quedaron algunas misiones pendientes que espero solucionar con una nueva partida plus), puedo deciros que ha sido una auténtica delicia jugarlo.
Es uno de mis favoritos de esta generación junto con Horizon Zero Dawn, otro de los grandes exclusivos de la consola de Sony, y es otra razón de peso para comprarla. Juegos así justifican el desembolso de una plataforma por sus exclusivas y seguro que animan a la competencia a tratar de hacer algo parecido, así que es un producto positivo también para la industria. Así que, amigos, si aún no lo habéis disfrutado, espero que mis palabras os animen, aunque sea un poquito, a hacerlo, porque este GOTY merece y mucho la pena.
Nos vemos en la siguiente fase, jugadores. De Dani para el blog Videojuerguistas.
Para mi God of War es el mejor exclusivo de la PS4. Fue la principal razón para hacerme con la consola, y eso, que no soy muy amante de las pasadas entregas.
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