Semillas de nostalgia
Mejorable puesta en escena para un mito del género, que estrena una excelente traducción al español
Poquísimos títulos se han guardado en mi memoria con la intensidad de Secret of Mana. Las virtudes de aquel cartucho eran innumerables, empezando por una banda sonora maravillosa, un control sencillo, un uso del color espectacular, la opción de jugar a un action rpg en compañía – detalle que hace 24 años era, cuando menos, atípico-, un desarrollo muy entretenido y un guión entrañable, con tanta ingenuidad y ternura que lo convertían en una fábula interactiva.
Más de dos décadas después, la historia de la espada sagrada nos vuelve a buscar, rejuvenecida en la forma pero no en el fondo, lo que nos deja un extraño sentimiento, mezcla de melancolía y fastidio.
Porque, por un lado, te acuerdas de que estás más viejo, calvo y rechoncho; y, por otro, bromas aparte, se percibe desde el principio un conformismo preocupante en la producción, ya que no ha limado aspectos perfectamente ajustables a día de hoy, ni lo ha revestido de un empaque artístico o técnico a la altura.
¿Es mala inversión este remake 3D? Francamente creo que no, aunque contesto como aficionado que guarda un inmenso cariño a la experiencia original, y que, en consecuencia, no puede situarse en el prisma de quien no ha jugado al título de SNES: mi toma de contacto con la versión 3D lleva implícitas sensaciones y comparaciones que me resultan inevitables, por lo que probablemente mi veredicto refleje un exceso de compasión, que, no obstante, voy a tratar de argumentar.
Novedades para los veteranos
El Secret of Mana de 1993 nos introducía en un mundo regido por la energía del Maná, un fluido mágico concentrado en un inmenso árbol místico, que representaba el poder de los dioses.
La codicia de la civilización, ávida de equipararse con sus deidades, propició el desarrollo de tal armamento y tecnología que las divinidades se sintieron ofendidas, y decidieron extinguir a los habitantes del planeta; en medio del conflicto, un héroe destruyó con su espada el mayor instrumento bélico de los humanos, una fortaleza flotante, de manera que los dioses pusieron fin al enfrentamiento. La espada se selló en una roca y permanecería como recuerdo de aquella lucha, hasta que un nuevo elegido la desenvainara…
Randi será ese héroe condenado a restablecer el equilibrio entre la tierra y los dioses. Como si de Excalibur se tratara, el joven aventurero la extrae sin complicaciones, y lo que pensaba que era un trasto oxidado en el río, se convierte en su maldición: los vecinos le expulsan de su propia comarca al descubrir que ha roto el legendario sello, y Randi marcha obligado a restaurar el poder de la espada.
Para ello, deberá visitar ocho santuarios repletos de obstáculos y peligros, por los que campan las criaturas que invocaron los dioses en la antigüedad. En su viaje tropezará con dos personajes que se unirán a su empresa: la primera incorporación es Primm, una chica de la nobleza que busca a su novio, el soldado Dyluck, enviado a combatir la aparición de monstruos.
El segundo y último es Popoi, un descarado elfo que padece una extraña amnesia y que está a la búsqueda de un modo de revertirla. Los tres protagonizarán una epopeya de 25 horas aproximadamente, repleta de momentos cómicos y heroicos (atentos al epílogo, un drama en toda regla).
La historia -y cualquier aspecto referente a ella-, es uno de los apartados que más favorecido sale de este remake: para la ocasión, Square-Enix nos brinda una traducción al español fantástica, que incluye expresiones coloquiales, chascarrillos y locuciones muy ingeniosas, reflejando un especial cuidado.
Sin duda, un aliciente muy jugoso para los aficionados al rpg en general, “castigados” frecuentemente con ediciones sin traducir (I am Setsuna, 2016; Lost Sphear, 2018; Star Ocean, 2016; Lacrimosa of Dana, 2017; Persona5, 2017), y, en particular, para los fanáticos del Secret of Mana de Super Nintendo, ya que podremos disfrutar de su desarrollo sin la barrera idiomática de hace años.
Además, se han añadido nuevas líneas de diálogo y escenas, que adornan un poco más el sencillo guión, a la vez que resaltan acertadamente el tono de cuento que envuelve al relato; todas están hechas con el motor del juego excepto la apertura y el desenlace, que son vídeos de animación.
Sin embargo, aquí nos topamos con uno de los principales defectos del juego: la narrativa ha incorporado voces, algo que sería positivo de no presentar dos problemas bastante incómodos.
Para empezar, no existen animaciones labiales, porque la mayoría de veces, los diálogos recurren a planos de los personajes completamente estáticos, distribuidos a lado y lado de la pantalla, mientras que, en otras ocasiones, cuando la historia acude a esas partes construidas con el motor gráfico, contemplaremos a los protagonistas en 3D pero sin rastro de gesticulación.
Las connotaciones negativas de esta decisión son muchas, ya que el conjunto se vuelve tremendamente artificial, y, encima, se palpa una tacañería y una desgana en el terreno técnico muy mosqueantes. Para rematar con la inclusión de voces, su interpretación está poco lograda y no son demasiado convincentes, especialmente en el doblaje inglés –también podemos seleccionar el audio japonés, un poquito más trabajado-.
Las entonaciones o el ritmo no se adaptan del todo a las distintas personalidades o circunstancias, lo que nuevamente deja la sensación de que han ido a cumplir con el expediente, y que no han tratado a la producción con el mimo que se merecía.
Siguiendo con los aspectos menos cuidados, hay que citar forzosamente el gráfico. El trabajo de texturas que muestran Randi y cía no es ni mucho menos exquisito; también sorprende para mal la optimización en Vita, cuya resolución se ha fijado a 30 frames por los 60 que muestran PC y PS4.
Encima, la portátil padece renqueos, puntuales pero están, aunque Square-Enix se ha comprometido a arreglarlos con un inminente parche. Tampoco se explican los tiempos de carga de una zona del mapa a otra o cuando salimos de un edificio al exterior, que son extrañamente largos para el conjunto gráfico que exhibe el juego.
La falta de detalle en los personajes o de efectos técnicos mínimamente reseñables –unos destellitos o unas partículas tampoco era tanto pedir-, lo colocan peligrosamente cerca de pasar por un producto para móviles.
Igualmente, algunos usuarios de nuestra comunidad española de PSN se han quejado de cuelgues y de interrupciones en la partida que les devolvían al menú de inicio (aunque personalmente no he experimentado ninguno), lo que remata la impresión de que ni Square-Enix se ha tomado en serio el trabajo, ni el resultado justifica los casi 40 euros de desembolso.
Por no hacer concesiones técnicas, ni siquiera han introducido una modalidad cooperativa online, reduciéndose a un máximo de tres controladores –PSVita puede usarse para ello también- en la misma plataforma.
El cúmulo de inconvenientes no puede ser más desalentador, aunque todavía nos falta entrar en el último, que es el terreno artístico. El tono inocente y fantasioso del original se respeta, manteniendo el uso de colores fuertes, alegres y vivos; sin embargo, el rediseño de los protagonistas dista mucho de impresionar, y ahora los convierte en personajes sin la gracia y el encanto de los sprites.
No son ricos en detalles, resultan planos y menos coquetos que sus predecesores, pese al estilo chibi o aniñado que se ha escogido; la ausencia de esas gesticulaciones que comentábamos antes, también les roba viveza y naturalidad.
Asimismo, son cuestionables otras decisiones artísticas, como las relativas a los arreglos musicales: tenemos la opción de escuchar las –extraordinarias- partituras de SNES tal cual, o reinterpretadas con diferentes estilos; algunos introducen cambios en el ritmo mediante guitarras eléctricas, y otros se decantan por coros o instrumentos de viento, pero con resultados dispares. Es decir, que otra vez hay una constatación de que muchos retoques debieron estudiarse mejor o perfeccionarse antes de implementarlos.
Razones para repetir
La jugabilidad de 1993 se ha trasladado con escasos ajustes, con todas las ventajas e inconvenientes que acarrea. El sistema de combate es en tiempo real, prescindiendo de turnos pero usando una barra de resistencia que se vacía con cada golpe: deberemos esperar que esté en el 100% para que aseste el mayor daño, y cuanto más utilicemos el arma, más destreza adquiriremos y menos tardará en rellenar la carga; un pequeño timbre nos avisará cada vez que dicha barra esté completa, de forma que no tengamos que mirar continuamente el bajo de la pantalla.
Podremos mejorar nuestro arsenal en el herrero si reunimos orbes, así como mezclar estilos y estrategias, ya que durante la historia recolectaremos útiles de corta, media y larga distancia, como boomerangs, arcos, lanzas o hachas,
Como novedad, los botones R1 y L1 –para el caso de los dualshock- servirán de acceso rápido a selecciones personales de ítems, agilizando nuestras acciones, aunque no se entiende que R2 y L2 estén inutilizados.
El inventario por círculos repite también, que recordamos se basa en ordenar nuestros accesorios en secciones con forma de anillo, de manera que pulsando arriba/abajo, veremos el equipo –en uso y en reserva- en una rueda, las magias en otra, y así con todo nuestros recursos.
Para cambiar la equipación de un aliado, bastará con pulsar triángulo en cualquier momento y efectuar los cambios oportunos en sus propios círculos. El proceso paraliza cualquier evento que tenga lugar en pantalla, dejándonos el tiempo que consideremos necesario para efectuar esos ajustes.
Siguiendo con el trío protagonista, el remake añade comandos que fijen sus acciones, como comportarse ofensivamente o centrarse en un objetivo concreto. Por desgracia, la inteligencia artificial no es muy espabilada que digamos y es propensa a irse por los rincones del escenario, atascándose con frecuencia.
Su aportación, no obstante, es eficaz y siempre interviene activamente, lo que rebaja aún más la escasa dificultad; ésta, por cierto, viene mermada de serie por el novedoso guardado automático, y puede disminuirse todavía más si, en las opciones del menú, aumentamos la capacidad de ítems de reserva.
El único punto de dificultad del juego podríamos encontrarlo en un sistema de detección de impacto impreciso, que no ha cambiado en absoluto 25 años después: nuestros ataques exigen estar completamente alineados con el enemigo para que sean efectivos, con lo que nos veremos golpeando al aire muchísimas veces porque creemos que tenemos contacto.
Esta característica de su jugabilidad te puede frustrar en los enemigos un poco más complicados, como los jefes, aunque es de las más personales y reconocibles del título original; en ese sentido, hay un lógico choque de opiniones, entre los que hubiesen preferido un reajuste en la precisión, y los que están cómodos con una experiencia tan similar a Super Nintendo.
Si tengo que mojarme, me posiciono a favor de esta herencia tan imperfecta, que te conecta agradablemente con la vieja escuela más prehistórica. De todas formas, sí debemos resaltar que el control se desmarca sensiblemente de su antecesor, al permitir mover en diagonal a nuestro personaje; ya no estamos encorsetados en un rango de arriba-abajo y derecha-izquierda, suprimiendo la sensación tan ortopédica y limitante que sí encontramos en el port de Super Nes Mini.
Entonces, ¿qué tiene Secret of Mana 3D que valga la pena? ¿Es más recomendable la versión de Super Nes Mini? ¿O es mejor prescindir de este regreso al pasado? La respuesta está en el interés y el entusiasmo que despierte la primera entrega, y el género de rol de acción en general.
Si simplemente quieres una opción sencilla, razonablemente duradera y amena, te gustará; además, se puede disfrutar en compañía con el cooperativo, y cuenta con un colorido y una baja dificultad que lo convierten, a la vez, en un título especialmente atractivo para los más pequeños de la casa.
En el caso de buscar historias trascendentes, un sistema de combates complejo y un despliegue técnico de postín, entonces es preferible evitar este remake, que, en definitiva, se podría resumir como una actualización visual y sonora con textos en español: su reproducción tan fiel de las mecánicas del original lo condiciona, y bastante, como un producto para incondicionales del juego de 1993; contradictoriamente, es uno de los aspectos más juzgados del título, lo que me parece un error de base.
Porque, a mi parecer, lo único reprochable es la falta de una inversión de más envergadura, con la que crear un despliegue técnico mucho mejor y no tan convencional, ya que una reinterpretación de la jugabilidad, con profundas modificaciones, habría convertido a Secret of Mana 3D en un título irreconocible.
Y tanto para lo bueno como para lo malo, siempre será uno de nuestros primeros action rpg; llegó mucho antes que los reactores Mako de Final Fantasy VII, los Riskbreakers de Vagrant Story, los pupilos de Type-0, o los segadores de Mass Effect. Quedaban muchas vueltas de tuerca en el género, mucho margen para la sorpresa y la complejidad, y restarle mérito a Secret of Mana por su sencillez me parece jugar sucio.
¿Por qué menospreciar su guión, reduciéndolo a un montón de estereotipos, si la realidad es que está descontextualizado? Su época no es ésta, es la perteneciente a las joyas que hablaban en megas y se escondían en bits, como Illusion of Time (Quintet, 1993) o Secret of Evermore (Squaresoft, 1995): el tiempo de la ingenuidad, de lo típico y lo tópico, pero también del encanto y la frescura.
Cuando surcábamos los cielos con Flammie era el Modo7 el que nos hacía creer que volábamos; hoy esas cosas le tocan al Build Engine o al Unreal 4 con más realismo, pero nos pilla prevenidos. Secret of Mana 3D te da un billete a la nostalgia, con bugs, una traducción a precio de oro y sin extras como diseños o bocetos; pero un viaje, a fin de cuentas, a la auténtica inocencia.
RESUMEN
LO MEJOR | LO PEOR |
La experiencia jugable es completamente fiel al original, para lo bueno y para lo malo | Podrían haber introducido cooperativo online |
Excelente traducción al español por fin | Ciertas remezclas de los temas musicales |
La reinterpretación orquestal de algunos temas | La reimaginación artística no acaba de convencer |
El color y la alegría que desprende el juego | Esfuerzo técnico nulo |
Nuevas escenas y diálogos | Sin extras como artworks, bocetos… |
En cooperativo es especialmente divertido | La falta de animaciones faciales |
El minimapa y su estética 16 bits | Muy fácil en general, más con el sistema de guardado automático |
El uso de botones para acceso rápido | Excesivos tiempos de carga |
El sabor nostálgico para los que jugaron el original | Fallos en la inteligencia artificial |
Precio elevado para el trabajo que ofrece |
PUNTUACIÓN DE 0 A 10: 8
Versión analizada: PS4. Disponible también en PSVita y PC
Género: RPG de Acción / Aventura
Textos en español.
Formato: Digital / Físico en PS4
Un comentario en “Análisis Secret of Mana 3D”
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